Cada vez me desconozco más en las excentricidades,
sobre todo en las pasadas, que son excentricidades extremas. Cada vez me
sorprendo más con mi historia… a veces pareciera tan lejana a mí, a veces siento
como si no se tratara de mi propia historia, la estoy reprochando y rechazando,
ignorando. Tengo la idea general de que todo lo que he vivido me formó para ser
lo que soy ahora y está bien, pero cuando lo miro en detalle, llegan recuerdos
desconcertantes, desdeñables, me incomodan muchísimas de mis propias acciones,
me insatisfacen. Cada vez quiero menos hacer algo extremo y cada vez me
arrepiento con más fuerza de hacer algo fuera de lo cotidiano. Ya no soporto
los excesos, ya no quiero exageraciones, me producen un cierto tipo de asco y
hastío, solo encuentro tranquilizante y satisfactorio lo neutro, lo lineal, lo
rutinario, solo a eso me acomodo, solo eso me mantiene en calma y de alguna
manera feliz. Las emociones o acciones extremas me están provocando náuseas y
mareos, no quiero nada ni nadie que me saque de mi habitad silencioso y pasivo,
quiero paz. Quiero una vida lenta y desapercibida, por fin quedarme quieta como
un árbol gigante que siempre está en su lugar, disfruta del viento y baila a su
ritmo, pero nunca abandona su lugar, nunca se angustia ni cede ante nada, solo
permanece.
Pensando en mis evoluciones, mínimos detalles que
pasan inadvertidos van llegando a mi consciente con el tiempo: mi extraño
cambio de gusto por los colores, antes tan rojo y negro, luego tan violeta, y
ahora tan aguamarina. Podría dejarme llevar por los significados comunes y no
sería para nada desacertado: primero, pasión y violencia; luego, misterio y
poder; y ahora, estabilidad y serenidad. Otro punto que ha llamado mi atención
es que antes solía cambiar constantemente las fotografías de fondo de mi
computador y móvil, las cambiaba según mis emociones del momento, lo que quería
observar o sentir; he notado que hace tiempo, por lo menos un año, no las toco
para nada, siguen pareciéndome vigentes, ahí quietas, sobrias, sin indicar nada
diferente de lo que ya indicaban, relajadas. Tal vez pueda incluir además el
asunto de haber abandonado totalmente el uso de maquillaje y el uso de
accesorios excesivos; es como si cada vez cargara menos peso exterior y quizá
interior, es como si me sintiera más liviana, pero al tiempo más afincada en mi
lugar, más inamovible, más fuerte y grandiosa.
Ando muy conectada con la música fuerte pero melódica,
siento que nutre mi relajación y mi fuerza como si contrajera mis átomos para
estar más compacta pero al mismo tiempo me hiciera más volátil y liviana, me
gusta mucho la sensación. Haberme cortado el cabello me liberó de un montón de
malas energías, no me importa cómo quedó pero amo la libertad que me da, además
se puso más bonito. Estudiar filosofía es un cuento bastante interesante, me
gusta cultivar mi inteligencia, ejercitarla, practicarla; es maravilloso darme
cuenta que el momento era ahora, que no pudo haber llegado el espacio para una
reflexión profunda en medio de mi antiguo caos, todo se acomodó mágicamente, me
siento en el lugar y el momento correcto. Vitalizo también mi cerebro y el
resto de mi cuerpo con buena alimentación y suplementos, tengo que sopesar de
alguna manera el alcohol y el cigarrillo, aunque es estupendo que haya
abandonado sin drama el consumo de cualquier sustancia psicoactiva, ver mi cara
bonita también me satisface bastante.
Y así van pasando los días, mientras extraño
profundamente a esa persona especial, un recuerdo para siempre en el vacío:
tranquilo, lejano y silencioso, que un día cualquiera desaparecerá; mi vida
solitaria y perfecta andará bastante bien. Sólo debo asegurarme de alejar de mí
a esas personas que en algún momento me interesaron, las únicas que quizá
pudiesen desestabilizarme de alguna manera; el pasado podría tornarse nocivo, la
novedad ni me asusta ni me interesa. Todo está bien, muy bien…