Oscuridad persistente, absoluta duda y confusión,
rabia e indignación, quietud y silencio. Saber concientemente que solo hasta
aquí debo llegar, que este es el fin verdadero y contundente, que si permito
que se den experiencias posteriores todo puede salir definitivamente mal. Yo no
voy a repetir la historia, simplemente porque no me interesa, y principalmente
porque hay personas que no lo valen. Espero que todo lo ocurrido haya sido suficiente
para que otros tomen la decisión por mí, y así quedarme en mi quietud y en mi
silencio amado. Sino comprenden, tengo que alejarme yo, poner esos límites que
tan difícil me resultan, llenarme de dignidad y priorizarla antes que a mi
locura y a mi vida atropelladamente sensual. Por ahora me puede más la sorpresa
y la estupefacción, mi egolatría y mi análisis, hacer lo mío en mi pequeño
ostión, dejando que el tiempo solucione el mundo, dejando que otros me faciliten
las cosas. Me siento congelada y a la vez evaporada, incapaz de moverme por
dentro o por fuera, anonadada, un tanto triste pero no lo suficiente, más bien
absorta, medio muerta y retraída, anhelando mis días perfectos, en los que únicamente
me dedicaba a amarme. Hace poco escuché que “el pasado solo es como un día malo”,
así que esperaré ir olvidando ese día, dejándolo atrás para siempre, y pensando
en todo aquello que me queda por hacer… “Piensa que aun hay días que todavía
están llegando, piensa que hay canciones que jamás has escuchado, piensa que
hay historias que nadie te ha contado, piensa que hay lugares que nadie te ha
enseñado”… Pero esos días, esas canciones, esas historias y esos lugares los
construiré yo, como siempre, sin que sea alguien quien me lleve a ellos, eso
jamás lo necesitaré, siempre seré solo yo.