martes, 30 de octubre de 2012

Solo un lugar para estar

Hoy buscaré un lugar,
para volver a soñar,
para intentar olvidar,
sólo un lugar para estar.

Pensaré siempre en flotar,
en caminar sobre el mar.
Sentir el viento soplar,
cantarle a mi soledad.

Con una sonrisa
contaré a las arenas del mar sin prisa.
Con una mirada
extraviaré la lágrima que ahora se desliza.
Correré en las tardes
intentando envolverme entre la brisa.
Y todas las noches
dormiré bajo la estrella que me acaricia.

Veré el tiempo correr,
los años desvanecer,
mi materia envejecer,
sueños desaparecer.

Sentiré la decepción,
me olvidaré del amor,
secaré mi corazón,
me iré entre el suelo y el sol.

Nada

Yo ya no creo en nada, yo ya no creo en nadie, yo ya no creo. Yo ya amé y no funcionó, ese amor solo me hundió en el infierno, y a ese amor solo pude llevarlo al infierno.

Jamás habrá nadie, jamás, jamás. Todo aquel que se me atraviesa está condenado a desaparecer con el amanecer, la permanencia se evaporó con los días y con las llamas del dolor y de las lágrimas frías.

Estoy sola y nadie se me acerca ni se me acercará, por ellos y por mí, porque ellos no me quieren, porque yo no los quiero, porque nadie quiere, porque yo ya no quiero.

Lamentable es ver como el tiempo se diluye en medio de las breves fantasías, satisfactorio mantener el disfrute por los espectros del pasado fusionados con las apariciones del futuro.

El cielo ya lo tuve, la completud ya la conocí. Ya viví. Lo actual no existe, lo actual son míseras esperanzas evidentemente vacías.

Hoy no tengo nada más que esto que soy y que vivo, nisiquiera tengo dolor, no tengo nada aparte de mí y de mi soledad… yo y mi paupérrima existencia. 

A veces las cicatrices me lastiman, a veces, muchas veces… sin embargo, así vivo tranquila, con mis recuerdos, con mi soledad, así, tal cual.