martes, 30 de octubre de 2012

Nada

Yo ya no creo en nada, yo ya no creo en nadie, yo ya no creo. Yo ya amé y no funcionó, ese amor solo me hundió en el infierno, y a ese amor solo pude llevarlo al infierno.

Jamás habrá nadie, jamás, jamás. Todo aquel que se me atraviesa está condenado a desaparecer con el amanecer, la permanencia se evaporó con los días y con las llamas del dolor y de las lágrimas frías.

Estoy sola y nadie se me acerca ni se me acercará, por ellos y por mí, porque ellos no me quieren, porque yo no los quiero, porque nadie quiere, porque yo ya no quiero.

Lamentable es ver como el tiempo se diluye en medio de las breves fantasías, satisfactorio mantener el disfrute por los espectros del pasado fusionados con las apariciones del futuro.

El cielo ya lo tuve, la completud ya la conocí. Ya viví. Lo actual no existe, lo actual son míseras esperanzas evidentemente vacías.

Hoy no tengo nada más que esto que soy y que vivo, nisiquiera tengo dolor, no tengo nada aparte de mí y de mi soledad… yo y mi paupérrima existencia. 

A veces las cicatrices me lastiman, a veces, muchas veces… sin embargo, así vivo tranquila, con mis recuerdos, con mi soledad, así, tal cual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario