Este extraño
estado tan permanente, estas inexplicables ganas de hundirme cada vez más en mí
misma, esta falta de mariposas, esta ausencia de sensaciones, esta resignación
a entregar las armas de mis guerras.
Esta paz
interior que a veces desespera, esta soledad tan particular, estas lágrimas sin
motivo, este levitar constante que impide un desplazamiento lógico, esta
pequeñez tan agrandada.
Estas noches y
estos días tan parecidos, esta falta de emociones, esta tranquilidad silente,
esta necesidad de nada, esta estabilidad tan apartada de la realidad.
Este vacío
lleno de todo mi pasado, carente de todo mi futuro, esta nostalgia, esta
esperanza, este odio que no encuentro, este amor que no identifico, este
hastío, esta conformidad.
Estos pájaros
ahogados, esta sombra, esta penumbra, esta luz que encandila, esta construcción
intangible, este exceso de recuerdos, esta obsesión por banales perfecciones.
Esta ausencia
de mí, este exceso de ser, este deseo por algo más que existir, esta sed de
manantiales imaginarios, esta duda, esta seguridad, esta posibilidad de
estallar, esta lucha por continuar en tiempo y atravesar en espacio la absoluta
eternidad.
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