Veneno

Dolor convertido en veneno. No me perdono cambiar, no me perdono abandonarme, no perdono al mundo por mover mi mundo, no les persono a las personas por estar o por no estar. De mal a peor, de peor a avante y de avante a un infierno completamente frío y vívido, maldita montaña rusa que se descarrila por completo. Con mi fuerza ya adquirida podré convertirme en llamas y huracanes, más nociva aún que antes, peligro y miedo que no va pintando bien. Mi saneado corazón que dejó a un lado toda ilusión, ve duramente la realidad de la maldad, una roca fortalecida que ya no teme romperlo todo. Un agujero negro movilizado, con hambre de muerte y sangre, con sed de ahogo, con la convicción de que no hay límites, con la reacción de que no hay límites. Ya me había convertido en mi todo, y un todo lacerado corre el riesgo de estallarse, corro el riesgo de colapsar la vida. Me preocupa el mundo, ese mundo que quiere girar a mi alrededor, pero que dudo mucho que yo realmente algún día se lo permita. Mientras tanto, mi vida siempre permanecerá conmigo, en mi alma, con mis lesiones, con las formaciones de titanio que ya son impenetrables. Mi vida se quedará por siempre quieta y en silencio, quieta y en silencio, quieta y en silencio.