- Escribo por una respuesta, pero me da miedo una respuesta, escribo para desahogarme, pero no sé si debería hacerlo con vos, escribo para no morirme, o quizás para morirme más rápido, escribo porque tengo que hacerlo, pero ni siquiera sé que es lo que tengo que hacer.
- Arriesgar lo que queda de pellejo por el elemental sueño inalcanzable de las ilusiones utópicas y banales del sinsabor del desamor. Apostar inútilmente la humildad y la debilidad sarcástica y volátil de la perfección jamás obtenida. Luchar con las fuerzas lánguidamente perdidas, creer, ilusionar el corazón con vacíos inherentemente permanentes, inevitablemente persistentes, decadentemente reales.
- Hace tiempo tuve una amiga, una pareja, una madre, un padre. Cuando llegó la muerte ya no tenía nada, pero no me importó, igual, ya no los necesitaba.
- El cielo solía ponerse azul, luego solo fue negro, ya no vi nada y tampoco volví a verme, pero me di cuenta de que nada había cambiado, siempre fue así, el azul solo fue siempre una ilusión.
- “Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos” (Puedo escribir los versos más tristes esta noche, P. Neruda)
- ¿Los versos más tristes esta noche? Cómo saber cuáles son los versos más tristes? Los sueños siempre son amargos, las venas siempre están abiertas; la duda permanece, persiste el eterno dolor tantas veces temido, finalmente querido.
- Da igual estar en cualquier lugar, del mismo modo siempre estoy sola, sin familia, sin amigos, sin amor; sólo me tengo a mí misma, así que aquí tengo todo lo que tengo, no tengo nada más que esto: mi miseria.
- “En mi mirada lo he perdido todo. Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay” (Méndiga voz, A. Pizarnik)
- Yo solo quería amor, amor de verdad. Estoy tan sola como una ostra, y ya no tengo nada que me anime.
- ¿Por qué nisiquiera hay amor entre mi madre y yo? ¿No me duele? Claro que me duele. De vez en cuando darse cuenta de que tu vida es tan miserable que nisiquiera amas a tu madre ni tu madre te ama a ti… es realmente asqueroso.
- ¿Para qué intentar suicidarme si lo más probable es que fracase en el intento?… Y luego tendré que seguirme enfrentando a esas consecuencias y a la misma miseria de siempre.
- “No volveré a cometer la torpeza de perder la cabeza por una promesa, o algo peor” (Irremediablemente cotidiano, E. Búmbury).
- Se siente triste ver cómo te preocupas a veces demasiado por la gente, pero que esa “gente” jamás se preocupa por ti.
- ¿Qué haces cuando no tienes a dónde ir? Y cuando cada rincón sigue siendo lo suficientemente triste, lo suficientemente solo, lo suficientemente miserable?
- Quema tanto el frío como el sol, quema el dolor y la soledad, la alegría y la intencionalidad… todo quema, tanto, tanto, que casi siempre recordamos que estamos vivos.
jueves, 13 de septiembre de 2012
Reflexiones
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