miércoles, 21 de agosto de 2013

Adicta al dolor

Y el cansancio… me duele mucho el cuello, los hombros y la espalda, me siento aún un poco aturdida mentalmente, absorta y confundida. Tengo muchos pensamientos en la cabeza, cascadas de imágenes y de recuerdos, tropezones, saltos al vacío y vuelos programados, me duele la vida pero el cielo me sonríe, ahora tengo una ilusión con visos de elefantes rosados y de escaleras flotantes, tengo un sueño cumplido y una apuesta por el futuro, también tengo una duda, un sinsentido y una incredulidad, se me mezclan los cómos y los por qués, se me confunden los colores y siento escalofríos en la espalda, un poco de náuseas, no me queda nada claro pero sigo caminando entre las sombras, no he parado y no quiero hacerlo, prefiero caerme, prefiero perderme.

Muchos signos de interrogación, pausa y mente en blanco, movimiento o quietud, decisión insolente pero trascendente, me rodea el frío y lo dejo entrar, rechazo el sol y apago la luz, me enamoro de mi interior…

Y si… y si esto… y si lo otro, y si nada, entonces nada, no importa, y si importa, no siempre importará, “no siempre lloverá”.

Este lugar es muy frío y solitario, parece hecho a mi medida, en días como este solo quiero estar aquí, pensar, escribir, darme tiempo para existir, ignorar lo que no quiero percibir. Mi burbuja a veces me asfixia pero yo la creé, la llené de amor y odio y no lo quiero desaparecer, adicta total a su oxígeno, a su contaminación, adicta a mi mundo en lo mejor y en lo peor.

¿Y si se trata sólo de una maldición?

Que corra la sangre y llegue al mar por las alcantarillas, que mute a las ratas para que puedan matarse entre ellas, o comerse unas a otras, o simplemente envenenarse para seguirme mordiendo, transmitiendo ese veneno y alimentando a mi monstruo.

He moldeado el paraíso, transformado los hechizos, he seducido al silencio y muerto en el precipicio. Que me cree o me recree el universo es mi destino ficticio, esparcirme o aplaudirme turbulencias y desquicio. Mientras el cielo sonría o llueva sin beneficios, mientras la arena me cegue o este frío me congele, me romperé con las alas, me aplastaré con las ranas, me fundiré con las ramas y pintaré en el trasfondo el azul que me de la gana.

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