La búsqueda, la
huida para buscar la libertad, el dolor entrañablemente inconmensurable y
completamente despreciable…
Más que
lágrimas, odio profundo y trascendentalmente intangible… fuego, lamentos y
maldiciones constantes, indelebles, inimaginables y candentes.
Lucha
generalmente perdida y técnicamente invadida por prospectos aparentemente
bendecidos. Rabia, indignación, deseos de muerte y de destrucción.
Soledad,
evidente humillación y renombramiento de la incapacidad… ¿Futuro? Presente en
destrucción y en colectiva degradación.
¿Escuchas? ¿Acaso
quien podrías ser? Mi yo, mi tú, ¿el repensable espíritu protector? ¿El diablo,
el ángel, el incoherente salvador de la nada? ¿Tu conciencia o tu inconciencia?
El final del cuento y la perpetuación de la inexplicable penosidad.
Basura…
cataclismos encíclicos, desgarramientos transórdidos, alucidades genéricas…
capacidades alúcidas.
¿Qué pretendes
en el devastador asfalto de la nada y del anhelado todo? ¿Subyugas algo aparte
de tu despreciable invasionismo inocuo y jusgablemente incoherente?
Palabras,
gritos continuos, ganas de estallar, de evaporarte entre las sombras,
incomprensiones incomprensivas, trastornos repetitivos y anonadativos…
¿Luces? No hay
luces desde el negro corazón, no hay perdón sin esperanzas y con falsas
oportunidades, no hay un sol brillante pero hay un sol quemante…
Sátiras y
pelloraciones, terminaciones y poco divertidas vacaciones… inducidas
alucinaciones… finales, principios sin historias aclarantes. Deseos con
disfraces de caprichos, terminales, soledades, incomprensibles
discontinuidades…
Escritura…
sensual salida frente a las repetidas descomprensionalidades.
Fuga… capacidad
de la incapacidad marcante, estampante, redundante y calcitrante.
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