Ayer hace 8
años me gradué de la universidad, hace 8 años me entregaron el título por el
que tanto me esforcé.
El tiempo ha pasado demasiado rápido, he estado
confundida, absorta, elevada en el mundo que inventé para mí, la realidad me
pesa, me espanta, me disuelve entre las rocas y las cascadas… distancias…
Quise ser
mucho, quise ser yo, quise ser todo, quise ser nada, borrarme, escribirme,
recalcarme, desaparecerme.
Quise llorar,
quise jamás volver a llorar, quise sufrir, quise no haber conocido lo que es
sufrir, quise no crecer, quise crecer lo suficiente para entender, quise no
conocer.
Quise el
silencio, quise el sonido, quise los gritos, quise el vacío. Busqué explotar,
busqué contener el frió y el canal hacia lo sombrío.
Esperé correr,
esperé la quietud y el camino hacia el olvido. Perdí batallas, armé murallas.
Lastimé el mundo, asumí los latigazos, y cada grillete amarrado hacia el
asfalto.
Tuve preguntas,
tuve respuestas, tuve oportunidades y en general… inseguridades. Amé la vida,
amé la muerte, amé el futuro, la incertidumbre y lo desconocido. Lo vivido, lo
maldecido, lo deseado, lo carcomido.
Hice una lista,
taché el sentido. Inventé nombres, crucé destinos, supe fortunas, supe
vestigios. Pensé en la vida, tuve suspiros, canté de noche, canté en el limbo,
simples sollozos, miedo y hastío.
Canales rotos, no me despido, ausencias
largas, verdad y castigo.
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