viernes, 12 de noviembre de 2021

Feliz Cumpleaños 2021

Ya son 37 vueltas al sol, llenas de cosas, cosas mezcladas: muchas risas y muchas tristezas, y por supuesto, dudas todo el tiempo. No sé en qué momento pasaron tantos años, yo me siento aún como de 20, aunque últimamente sí me he percibido más ubicada en la vida, más sobria, más neutra, digamos que es probable que haya experimentado un cierto grado de madurez. Los dos últimos años han sido decisivos, he tenido la oportunidad de ver el mundo con mis propios ojos y no a través de los ojos de otros (que por lo general siempre fueron los de mi pareja del momento), me he centrado definitivamente en mí y en las cosas que me afectan directamente: yo, mis padres, mis gatos y mis pertenencias personales, nada más, nadie más, ningún intruso que pudiese opinar sobre mi presente, pasado o futuro, nadie que pudiese decirme algo con respecto a una actividad particular, una comida, una bebida, un programa de televisión, una persona o un tema social o político; creo que de cierta manera yo lo llamaría libertad, no es una libertad total porque el exterior siempre va a tener límites, pero sí se siente una considerable paz interior, una especie de descubrimiento propio asociado precisamente con la evolución personal, un placer enmarcado en la soledad, un cariño al ‘sí mismo’ que no conocía, una distancia emocional prudente y sana con ‘amigos’ y conocidos. No siento afanes, ni muchas ansiedades, el transfondo caótico de mi vida cada vez va desapareciendo más y más, no hay un peso largo y ancho que esté arrastrando en este momento, no en mi interior, no para conmigo misma. Hoy quiero felicitarme porque creo que esta vez no se trata simplemente de un cumpleaños más, es el año de la consolidación de mi futuro, el año en el que arranqué oficialmente mi segunda carrera universitaria (Filosofía), el año en el que reafirmé mi decisión de estar sola; tengo claros mis objetivos: estudiar, aprender, socializar (especialmente conmigo misma), crecer en todos mis aspectos, conservar mi buena salud, disfrutar de los pequeños detalles de la vida sin mayores ambiciones, vivir el día a día en paz conmigo y con quienes me rodeen y esperar tranquilita la hora de mi muerte. Así que: Corazoncito mío, amor de mi vida por siempre: ¡¡¡Feliz Feliz Feliz Cumpleaños!!! Besitos.




domingo, 19 de septiembre de 2021

Encontrando la calma

Cada vez me desconozco más en las excentricidades, sobre todo en las pasadas, que son excentricidades extremas. Cada vez me sorprendo más con mi historia… a veces pareciera tan lejana a mí, a veces siento como si no se tratara de mi propia historia, la estoy reprochando y rechazando, ignorando. Tengo la idea general de que todo lo que he vivido me formó para ser lo que soy ahora y está bien, pero cuando lo miro en detalle, llegan recuerdos desconcertantes, desdeñables, me incomodan muchísimas de mis propias acciones, me insatisfacen. Cada vez quiero menos hacer algo extremo y cada vez me arrepiento con más fuerza de hacer algo fuera de lo cotidiano. Ya no soporto los excesos, ya no quiero exageraciones, me producen un cierto tipo de asco y hastío, solo encuentro tranquilizante y satisfactorio lo neutro, lo lineal, lo rutinario, solo a eso me acomodo, solo eso me mantiene en calma y de alguna manera feliz. Las emociones o acciones extremas me están provocando náuseas y mareos, no quiero nada ni nadie que me saque de mi habitad silencioso y pasivo, quiero paz. Quiero una vida lenta y desapercibida, por fin quedarme quieta como un árbol gigante que siempre está en su lugar, disfruta del viento y baila a su ritmo, pero nunca abandona su lugar, nunca se angustia ni cede ante nada, solo permanece.

Pensando en mis evoluciones, mínimos detalles que pasan inadvertidos van llegando a mi consciente con el tiempo: mi extraño cambio de gusto por los colores, antes tan rojo y negro, luego tan violeta, y ahora tan aguamarina. Podría dejarme llevar por los significados comunes y no sería para nada desacertado: primero, pasión y violencia; luego, misterio y poder; y ahora, estabilidad y serenidad. Otro punto que ha llamado mi atención es que antes solía cambiar constantemente las fotografías de fondo de mi computador y móvil, las cambiaba según mis emociones del momento, lo que quería observar o sentir; he notado que hace tiempo, por lo menos un año, no las toco para nada, siguen pareciéndome vigentes, ahí quietas, sobrias, sin indicar nada diferente de lo que ya indicaban, relajadas. Tal vez pueda incluir además el asunto de haber abandonado totalmente el uso de maquillaje y el uso de accesorios excesivos; es como si cada vez cargara menos peso exterior y quizá interior, es como si me sintiera más liviana, pero al tiempo más afincada en mi lugar, más inamovible, más fuerte y grandiosa.

Ando muy conectada con la música fuerte pero melódica, siento que nutre mi relajación y mi fuerza como si contrajera mis átomos para estar más compacta pero al mismo tiempo me hiciera más volátil y liviana, me gusta mucho la sensación. Haberme cortado el cabello me liberó de un montón de malas energías, no me importa cómo quedó pero amo la libertad que me da, además se puso más bonito. Estudiar filosofía es un cuento bastante interesante, me gusta cultivar mi inteligencia, ejercitarla, practicarla; es maravilloso darme cuenta que el momento era ahora, que no pudo haber llegado el espacio para una reflexión profunda en medio de mi antiguo caos, todo se acomodó mágicamente, me siento en el lugar y el momento correcto. Vitalizo también mi cerebro y el resto de mi cuerpo con buena alimentación y suplementos, tengo que sopesar de alguna manera el alcohol y el cigarrillo, aunque es estupendo que haya abandonado sin drama el consumo de cualquier sustancia psicoactiva, ver mi cara bonita también me satisface bastante.

Y así van pasando los días, mientras extraño profundamente a esa persona especial, un recuerdo para siempre en el vacío: tranquilo, lejano y silencioso, que un día cualquiera desaparecerá; mi vida solitaria y perfecta andará bastante bien. Sólo debo asegurarme de alejar de mí a esas personas que en algún momento me interesaron, las únicas que quizá pudiesen desestabilizarme de alguna manera; el pasado podría tornarse nocivo, la novedad ni me asusta ni me interesa. Todo está bien, muy bien…

 


martes, 22 de junio de 2021

Avanzando en mí

En algunos días de sobriedad y soledad me he permitido conversar bastante conmigo misma. Descubrir puntos clave sobre mi estructura y mi evolución es complaciente, interesante, a veces incluso, sorprendente; se presenta como un productivo psicoanálisis.

De las primeras ideas que vinieron a mi cabeza últimamente, está el hecho de mis impases o fracasos. Observando en retrospectiva es claro que todo lo “malo” que me ha ocurrido, ha sido provocado por mí, es decir, jamás me ha pasado nada furtivo, ningún accidente, caída o molestia natural, cada una de mis heridas, dolores y consecuencias físicas, nacieron de mi propio descuido o autoflagelación, la vida me ha cuidado más de la cuenta, y parece que la única cosa nociva para mí he sido yo misma, no ha habido nada externo que me haya dañado jamás, si no hubiese sido por mí, tendría una salud totalmente estable. Este es un punto bastante lamentable, pero que afortunadamente ya logré ver por fin.

Otro asunto que ha llamado mi atención es mi capacidad para perder el foco de alguna actividad, como por ejemplo asistir a un concierto y no disfrutar siquiera las bandas por disfrutar otros tipos de diversión en ese contexto. Este aspecto puede verse más comúnmente en la sociedad, con la frase: “Iba a hacer tal cosa, pero terminé haciendo tal otra”. Sin embargo, es algo que me cuestiona y me incomoda, porque en mi línea de perfeccionismo, eso no debería ser así, cada objetivo debería ser cumplido conforme a sus exigencias, sin desvíos, sin excusas, sin aplazamientos, es algo para seguir trabajando.

Beber, drogarse, mantener alguna adicción, siempre ha sido la consecuencia de algo que no se acepta o una manera huir de algo o de alguien. Y mi pregunta es: ¿De qué o de quién huyo? Esa cuestión hasta este mismo instante la sigo analizando. Hace unos días pensaba: Cuando bebo soy extrovertida, sociable, llamativa; cuando estoy sobria soy callada, ensimismada y prácticamente asocial; entonces supuse que no aceptaba mi introversión y por eso bebía. Hoy ya no lo veo tan claro. Se trata de dos personalidades que se rechazan absolutamente y se avergüenzan la una de la otra, no puedo decir cuál soy yo realmente; de un lado quiero reír, conversar y estar rodeada de gente y escándalo; de otro, quiero pensar, analizar en silencio, que nadie me hable, me escriba o se me acerque de alguna manera. Frente a la pregunta planteada: ¿De qué o de quién huyo?, es evidente que huyo de mí misma, pero ¿De cuál de estos dos lados es que huyo, y cuál soy yo realmente? Aquí sí hay un meollo delicado que necesitará tiempo de análisis.

Ya con respecto a asuntos más tangibles, puedo hablar de mi autocontrol. Siento que es algo en lo que he avanzado satisfactoriamente, parece que mi piloto automático ya obedece con mayor rigor a las decisiones que he tomado conscientemente: menos alcohol, cero drogas, cero sexo, y cero noviazgos improvisados en medio de la loquera, personas en mi casa, preferiblemente ninguna; esas han sido mis decisiones y las he mantenido en mis estados de ebriedad; me voy sintiendo cada vez más orgullosa de mi coherencia. Eso me lleva a pensar entonces, que quien soy realmente, es la chica introvertida y solitaria, a tener en cuenta.

Cuando era joven se notaba nítidamente que mi personalidad se encaminaba a lo extremo, a llevar todo hasta las consecuencias penúltimas antes de la caída, a tocar el borde, a equilibrarme en el filo de la navaja; hoy en día ya no me siento así, me siento más asocial, más obsesiva dentro de lo simple, con mayor desidia por la emoción. ¿Se trataba entonces sólo ímpetus adolescentes? No lo sé. Dentro de mí todavía hay algo sin límites, algo del orden sociópata e incluso psicópata, pensamientos oscuros, anhelos sangrientos; pero mi mente lo controla cada vez mejor, no me siento con ganas de ser una asesina sin hogar, en peligro y sin futuro, quiero vivir tranquila. No soy lo que creí que era, y a medida que pasa el tiempo me cuesta más trabajo comprender lo que soy, menuda diligencia.

En este momento sólo puedo decir que estar sin pareja ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida, algo absolutamente nuevo y tranquilo para mí, algo que no abandonaré fácilmente. Por fin siento que me amo, que me empiezo a conocer, a reconocer, a aceptar y a perfeccionar, este tiempo es invaluable. Esto es sólo el principio, pero es un gran principio.

Me quedan por ahora dos cuestiones pendientes: 1. Si estoy bebiendo frecuentemente desde los 13 años, ¿Significa que la mayoría del tiempo he sido solo un disfraz? 2. ¿Cómo estará tomando mi inconsciente el hecho de no tener sexo, habrá consecuencias negativas?

jueves, 20 de mayo de 2021

Demasiado racional

Lo que ha resultado de mí durante este último año ha sido extraño, una persona que jamás creí que existiera, una persona demasiado solitaria, alejada del sexo, incapaz de amar algo más allá de sí misma, una persona absolutamente diferente a lo que fui por 35 años. No siento odio, no siento amor, no siento mucho que digamos; adoro a mis gatos y son lo primero en mi lista de responsabilidades, me preocupo por mis padres y cumplo con los favores regulares, me gusta estar en la Universidad y me divierto con la mayoría de las clases, pero no puedo sentir nada fuerte, es como si algo en mí se hubiese apagado, se hubiese ido, tal vez no muerto (porque no quiero exagerar) pero presente no está. Esa emocionalidad a flor de piel que atravesaba mi vida, esas ganas de volar, de brincar, de estallar, de romper el mundo, ese deseo de amar, de encontrar a alguien “especial”, de fusionarme en uno… eso no está, y lo más inverosímil, lo más raro, lo que no comprendo, es que no solamente no añoro sentirme así, sino que lo rechazo, lo desprecio, me produce asco, huyo, lo evito, me desaparezco. 

Tengo la libertad para hacer lo que quiera con mi vida (mientras tenga salud), tengo la tranquilidad de tomar mis propias decisiones sin intromisión de terceros (mientras tenga conciencia), tengo la capacidad de iniciar cualquier empresa (mientras tenga razón o algo de emoción), todo eso es mi todo.

Mi vida es como un libro impecablemente escrito, lleno de pasajes violentos y sangrientos, con un nudo atravesado por impulsos vs. juicio y con un desenlace sobrio y sin mayor agitación, como un tsunami que al final solo deja escombros por recoger, sin mucho afán y sin ya preocupación alguna. Me incomoda que me incomoden, me incomoda incomodar, sólo quiero mirar cómo cae la lluvia sin salir a mojarme, sólo quiero ver cómo se cae el mundo en la comodidad de mi silencio, sólo esperar y no hacer absolutamente nada, sólo respirar mientras dejo de hacerlo. 

Pero vuelve lo extraño, y es que cuestiono mi absoluta indiferencia, me pregunto por ella, me indago qué hay ahora dentro de mí que no parece haber nada… ¿Por qué ya no siento nada? ¿Eso es normal? ¿Ahora soy un fenómeno? ¿Qué pasó con mi yo emocional? ¿Por qué ya no siento deseo? ¿Por qué ya no quiero querer a nadie ni que nadie me quiera? ¿Por qué tan solo pensar en algo agitado me provoca náuseas? ¿Por qué sólo soporto lo seguro, lineal y pasivo? ¿Por qué ahora solo soy un ser racional?

domingo, 24 de enero de 2021

Por ahora

Un año, un año y quizá aún no puedo decir mucho, sólo que por fin sé un poco de quién quizá sea yo realmente, de qué quizá quiera yo realmente. Las palabras no fluyen con facilidad, no es tiempo para poner fuera lo que apenas construyo dentro, pero sí es tiempo para decir que “lo construyo”, debo conmemorar de alguna manera un año de tranquilidad y amor propio; el asunto con la bebida ha sido cercano pero cada cosa tiene un espacio en el ciclo, y me imagino que esa cosa era necesaria para explorar mi capacidad para estar sola y asumir una vida completa, sin ayuda de nadie. Mi salud estable, la publicación de una novela, pasar a la Universidad, amoblar mi propia casa, hacer mis diligencias, socializar a mi modo, acercarme más a mis mininos y amarme tanto, son para mí triunfos invaluables en esta experiencia de vida. Puedo decir simplemente que hoy me siento orgullosa de quién soy y de lo que voy conociendo de mí, y aunque se gastó bastante dinero, lo importante no se mide en pesos ni en centavos, se mide en aprendizaje y en espíritu. Llegará un momento en el que pueda escribir mucho más, y por supuesto, ser mucho más, por ahora creo que de alguna manera lo que he logrado es más que suficiente… POR AHORA….