jueves, 20 de mayo de 2021

Demasiado racional

Lo que ha resultado de mí durante este último año ha sido extraño, una persona que jamás creí que existiera, una persona demasiado solitaria, alejada del sexo, incapaz de amar algo más allá de sí misma, una persona absolutamente diferente a lo que fui por 35 años. No siento odio, no siento amor, no siento mucho que digamos; adoro a mis gatos y son lo primero en mi lista de responsabilidades, me preocupo por mis padres y cumplo con los favores regulares, me gusta estar en la Universidad y me divierto con la mayoría de las clases, pero no puedo sentir nada fuerte, es como si algo en mí se hubiese apagado, se hubiese ido, tal vez no muerto (porque no quiero exagerar) pero presente no está. Esa emocionalidad a flor de piel que atravesaba mi vida, esas ganas de volar, de brincar, de estallar, de romper el mundo, ese deseo de amar, de encontrar a alguien “especial”, de fusionarme en uno… eso no está, y lo más inverosímil, lo más raro, lo que no comprendo, es que no solamente no añoro sentirme así, sino que lo rechazo, lo desprecio, me produce asco, huyo, lo evito, me desaparezco. 

Tengo la libertad para hacer lo que quiera con mi vida (mientras tenga salud), tengo la tranquilidad de tomar mis propias decisiones sin intromisión de terceros (mientras tenga conciencia), tengo la capacidad de iniciar cualquier empresa (mientras tenga razón o algo de emoción), todo eso es mi todo.

Mi vida es como un libro impecablemente escrito, lleno de pasajes violentos y sangrientos, con un nudo atravesado por impulsos vs. juicio y con un desenlace sobrio y sin mayor agitación, como un tsunami que al final solo deja escombros por recoger, sin mucho afán y sin ya preocupación alguna. Me incomoda que me incomoden, me incomoda incomodar, sólo quiero mirar cómo cae la lluvia sin salir a mojarme, sólo quiero ver cómo se cae el mundo en la comodidad de mi silencio, sólo esperar y no hacer absolutamente nada, sólo respirar mientras dejo de hacerlo. 

Pero vuelve lo extraño, y es que cuestiono mi absoluta indiferencia, me pregunto por ella, me indago qué hay ahora dentro de mí que no parece haber nada… ¿Por qué ya no siento nada? ¿Eso es normal? ¿Ahora soy un fenómeno? ¿Qué pasó con mi yo emocional? ¿Por qué ya no siento deseo? ¿Por qué ya no quiero querer a nadie ni que nadie me quiera? ¿Por qué tan solo pensar en algo agitado me provoca náuseas? ¿Por qué sólo soporto lo seguro, lineal y pasivo? ¿Por qué ahora solo soy un ser racional?

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