¿Qué hice?
Acabo de venderle mi alma al diablo, acabo de confesar mis dolores, acabo de
profesar mis amores. Increíblemente él está en mi sala, tratando de dormir,
tratando de asimilar todo lo que le vomité, o simplemente, tratando de
ignorarlo. Le dije la verdad, pedí su perdón… creo que es un gran paso antes de
acabar con todo. No sé si me perdone, ahora no importa mucho al lado de mi
inhóspita transparencia, sólo importa haberme desahogado, sólo importa haberlo
enfrentado… a él: al que siempre temí, al que siempre anhelé; a él tan
fantasma, a él tan temidamente real. Lloré sobre su inexistencia noches
enteras… Hoy lloré sobre su hombro… Hoy… finiquité. Hoy salvé un poco de mi
inconsciente… perdí el resto… no importa. Perdí la vida que ya no tenía, perdí
el mundo que ya no quería. Hoy volví a perderme, hoy traté de ganarme… Hoy se
acumulan las deudas y las ganancias… Me evaporo como agua en el infierno… me
diluyo como sal en la brisa… Me pierdo, no sé qué gano. No sé si gano. Creo que
nada; yo siempre pierdo. Hoy perdí mi secreto, mi silencio, mi tumba… No
importa… Si gano su paciencia, su tranquilidad, su respeto, habré hecho todo
bien, no importa, ya nada importa… Sólo él, y un poco yo, pero principalmente
él. Dí todo por él, daría todo por él. La verdad me tranquiliza, ahora puedo
perder el resto, ahora sí puedo morir… Amén, que así sea y así será.
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