viernes, 6 de julio de 2012

Una ilusión de oportunidad

¿Qué hice? Acabo de venderle mi alma al diablo, acabo de confesar mis dolores, acabo de profesar mis amores. Increíblemente él está en mi sala, tratando de dormir, tratando de asimilar todo lo que le vomité, o simplemente, tratando de ignorarlo. Le dije la verdad, pedí su perdón… creo que es un gran paso antes de acabar con todo. No sé si me perdone, ahora no importa mucho al lado de mi inhóspita transparencia, sólo importa haberme desahogado, sólo importa haberlo enfrentado… a él: al que siempre temí, al que siempre anhelé; a él tan fantasma, a él tan temidamente real. Lloré sobre su inexistencia noches enteras… Hoy lloré sobre su hombro… Hoy… finiquité. Hoy salvé un poco de mi inconsciente… perdí el resto… no importa. Perdí la vida que ya no tenía, perdí el mundo que ya no quería. Hoy volví a perderme, hoy traté de ganarme… Hoy se acumulan las deudas y las ganancias… Me evaporo como agua en el infierno… me diluyo como sal en la brisa… Me pierdo, no sé qué gano. No sé si gano. Creo que nada; yo siempre pierdo. Hoy perdí mi secreto, mi silencio, mi tumba… No importa… Si gano su paciencia, su tranquilidad, su respeto, habré hecho todo bien, no importa, ya nada importa… Sólo él, y un poco yo, pero principalmente él. Dí todo por él, daría todo por él. La verdad me tranquiliza, ahora puedo perder el resto, ahora sí puedo morir… Amén, que así sea y así será.

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