sábado, 27 de junio de 2015

Corrosiones

La vida, ¿tiempo o espacio? ¿Dolores o aprendizajes? ¿Si hoy ganas experiencia para cuando dejas la conciencia? Demasiado viejos para vivir, demasiado jóvenes para pensar, demasiado egoístas para compartir, demasiado altruistas para debatir.

Sueños, ensueños, amores y pesadillas, rechazos, anhelos, consecuencias a hurtadillas. La creencia en el amor ya perdida, se convierte en la vivencia del apoyo que se olvida.

Cuervos como pájaros que extirpan las pupilas, arañas como siervos que tejen poesías. Dolores ya extrañados, prácticamente arraigados, pérdidas convertidas solo en rojo en las mejillas.

Interrogantes, afirmantes, lápices que pintan corrosiones… expansiones corrompidas.

Silencios… palabras que solo emanan y provocan decepciones.

El ser, el nacer, el morir… atardecer.

Quietud, similitud, diferencia y esencia. ¿Quién soy? ¿Quién eres? Claridades de este polo, confusiones del retorno.

Los eternos puntos suspensivos…

La noche, la inconciencia, la reflexión, la decencia o ¿tu indecencia? 

Fin del sendero

Quiero pensar tranquilamente que existe de verdad un final, estoy harta de las comas, de los puntos y de los párrafos progresivos; estoy harta de los mocos, de los litros y de los dolores transgresivos.

Quisiera pensar que veo el final del sendero. Estoy harta de las esperanzas, de las posibilidades inadvertidas, del heroísmo, del altruismo.

Quisiera pensar que puedo cesar, que puedo parar, que puedo descansar… estoy harta de ser tan esbelta, de creerme perfecta, de existir bajo la luz abierta.

Quisiera creer y sentir la real oscuridad, la trascendentalidad, el andar y el desandar, el eterno caminar.

Veo demasiadas luces, me hundo en demasiado huecos, no sé quién soy ni a dónde voy, mientras irradio destellos para otras almas con infinitos anhelos.

Pido auxilio, pido perdón, sólo una tregua…
Eterna calma y resplandor.

Punto ciego

Siento que he parado de caminar, pero no sé en qué momento, de hecho… siento que me estoy hundiendo en el fango y apenas me estoy dando cuenta. No puedo llorar, y mucho menos gritar, no puedo nada, no siento, lo siento todo.

El silencio es mi bendición y mi castigo, no encuentro un lugar para esconderme, quisiera desaparecerme, esfumarme, deshacerme.

Yo misma, no me oigo, ni siquiera me hablo; me canto, me arrullo, me amargo y me desarraigo. El sueño se me fue volando en las nubes del olvido, se me fue perdiendo, las pesadillas me fueron invadiendo, pervirtiendo.

El sendero se borró… la oscuridad me segó, y ahora si viera la luz, la tendría como sangre y confusión.

Trazos de amores

Trozos, trozos de nieve, trozos de asfalto, pedazos de cielo destruidos y derrumbados entre las sombras. Dolores, simios errantes sobre el pantano, canciones negras, falsos poetas, huecas quimeras.

Mis ilusiones, mis decepciones, mis añoranzas, y mis alianzas, gotas de sangre, lluvia de flores, lápidas crudas, historias mudas.

Fin o principio, siempre un abismo, cambio de frentes sin beneficio. Tú mi cordura, dulce amargura, sueño y angustia, triste locura.

Sabia caricia, línea ficticia, puño de muerte, mapas de asfixia, crimen perfecto, falta de aliento, danza en el viento, juego obsoleto.

Mar de ambrosía, sal y utopía, magia y azares, luz de manjares. Risa y aliento, cuento y trayecto, trazos de amores, miel de ilusiones.

Agujero negro

Me siento aún un poco aturdida mentalemente, absorta y confundida con la realidad.

Tengo muchos pensamientos en la cabeza, cascadas de imágenes y de recuerdos, tropezones, saltos al vacío y vuelos programados. Me duele la vida pero el cielo me sonríe, ahora tengo una ilusión con visos de elefantes rosados y de escaleras flotantes.

Tengo un sueño cumplido y una apuesta por el futuro, también tengo una duda, un sinsentido y una incredulidad.
Se me mezclan los cómos y los por qués, se me confunden los colores y siento escalofríos en la espalda… un poco de náuseas. No me queda claro nada, pero sigo caminando entre las sombras. No he parado y no quiero hacerlo, prefiero caerme, prefiero perderme.

Muchos signos de interrogación, pausa y mente en blanco, movimiento o quietud, decisión insolente pero trascendente. Me rodea el frío y lo dejo entrar, rechazo el sol y apago la luz, me enamoro de mi interior…
Y si… Y si esto... y si lo otro… y si nada… Entonces nada, ni importa, y si importa, no siempre importará… “no siempre lloverá”.

Este lugar es muy frío y solitario, parece hecho a mi medida, en días como este solo quiero estar aquí, pensar, escribir, darme el tiempo para existir, ignorar lo que no quiero percibir. Mi  burbuja a veces me asfixia, pero yo la creé, la llené de amor y odio y no la quiero desaparecer. Adicta total su oxígeno, a su contaminación, adicta a mi mundo en lo mejor y en lo peor. ¿Y si se trata sólo de una maldición?

Que corra la sangre y llegue al mar por las alcantarillas; que mute a las ratas para que puedan matarse entre ellas, o comerse unas a otras, o simplemente envenenarse para seguirme mordiendo… alimentando a mi monstruo.

Que me cree o me recree el universo… siempre seré mi propio agujero negro.