Siento que he
parado de caminar, pero no sé en qué momento, de hecho… siento que me estoy
hundiendo en el fango y apenas me estoy dando cuenta. No puedo llorar, y mucho
menos gritar, no puedo nada, no siento, lo siento todo.
El silencio es
mi bendición y mi castigo, no encuentro un lugar para esconderme, quisiera
desaparecerme, esfumarme, deshacerme.
Yo misma, no me
oigo, ni siquiera me hablo; me canto, me arrullo, me amargo y me desarraigo. El
sueño se me fue volando en las nubes del olvido, se me fue perdiendo, las
pesadillas me fueron invadiendo, pervirtiendo.
El sendero se
borró… la oscuridad me segó, y ahora si viera la luz, la tendría como sangre y
confusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario