martes, 31 de marzo de 2020

Actualización

Sí, logré reírme mucho, un montón, cantar, saltar en los charcos bajo la lluvia, correr mientras el viento se sentía fuertemente en el rostro. Logré inventar historias que dejo para el recuerdo, logré escuchar otro montón de eventos que traté de acompañar. Fui muy feliz, muchísimo, poco tiempo, pero valió la pena, absolutamente la pena. En general lo que hice fue aprender a los tumbos, equivocándome y exponiendo mi vida en los peligros de la calle casi todos los días, de ahí quedaron duras experiencias pero también un sinnúmero de conocidos y de novedades que fortalecieron mi existencia. ¿Arrepentirme? No lo creo, hubiese preferido no pasar por algunos momentos, pero igual, salí ilesa, y no sería lo que soy sin eso, así que sin arrepentimientos. ¿Omitir personas? No estoy segura, hace poco me vi empujada a llegar hasta ese punto, sin embargo, sin algunos seres no tendría la postura realista que ahora me acompaña, afortunadamente. Los desgraciados y desgraciadas que me dañaron, pues vivan, vivan como lo hago yo, aunque espero que pagando todo, como posiblemente yo pago los daños que ocasioné. Mientras tanto, también me queda sonreír por las partes geniales, por los amigos, por los abrazos, los conciertos, las locuras, las borracheras, las alegrías colectivas, esos momentos que fueron el alimento para levantarse cada mañana, la calle, las risas, las ocurrencias, las tonterías adolescentes. Traté de ser lo menos mala posible, sufrí pero también aporté, dejo mi legado, y retomo lo que es dado para mí. Viví bien.


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