Se
aprende, se aprende que uno nunca llega a conocer a las personas, que mientras
más se muestran de una forma, más distintas son por dentro. Confiar, volver a
creer será más difícil cada vez, pues pocos seres llegan al punto de la
hostilidad y traición que recién conocí. Alguien me declaró la guerra y es la
peor escoria que había aparecido en mi vida hasta hoy. Aprendí, aprendí que se pueden perdonar los
errores del contexto, pero el desdén y el desagradecimiento posteriores no
tienen perdón ni comprensión humana. Que lo perdone la vida porque yo sólo
siento asco y deseo de que pague por la porquería de persona que es. Lo imagino
en su ataúd, pero antes siendo torturado fríamente, sin odio. Jamás hubo
flores, ni cartas, ni elementos para grabar en la memoria, sólo fue mi escape y
fue lo peor que encontré. Me produce vacío, una nada mugrosa y contaminada, la
más grande decepción e indignación, el más grande desconsuelo y arrepentimiento.
Ha sido el elemento más podrido que topé hasta el momento en mi vida. Sólo
tristeza y humillación. Pero pagará. Que así sea y así será.
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