A
Juan Antonio (q.e.p.d)
“Malditas
las ganas de volver a verte si ya te he perdido”.
“Maldita
la hora en que nos prometimos alcanzar el cielo… y el cielo se desplomó”.
¿Sabes?...
Bueno confío en que sabes…
Hace
poco estuve estuve en tu tumba. (Me pregunto en este momento: ¿Cómo elaborar tu
duelo?)
La
ví tan olvidada… le puse flores… te hablé… te canté.
Te
recuerdo vivo y aún no puedo creer que jamás volveré a verte así.
Cuando
me contaron que te habías suicidado, pensé obviamente que era un pésimo chiste;
pero seguían insistiendo en que era cierto. Fue una muy mala noticia, lloré
cantidades, te extrañé…
Ha
pasado algún tiempo desde que me enteré, y resulta que de tu muerte, ya va un
año… ¿increíble no? Jamás volveré a verte…
(Ahora
pienso que voy a morir pronto, y tengo miedo, pero no puedo tenerlo “no fear”)
Siempre
tuve un lema: “Vive rápido, muere joven, y tendrás un cadáver bien parecido”,
creo que en cualquier momento me llegará la hora… me reuniré contigo.
Supe
de tu muerte, sin embargo a medida que pasa el tiempo me duele un poco más,
creo que empiezo a comprobar que transcurren los días y tú no regresas.
Tengo
tanto por decirte…
Lamento
que la última vez que nos vimos te haya dejado sólo, creí que podría reivindicarme,
ahora ya es demasiado tarde.
Conocí
a la mamá de tu hijo, le conté que había sido parte de tu vida… exageré,
detesto lo que pasó… nisiquiera fue tu decisión… parte de tu dolor.
“¿Qué
estarás haciendo en este momento, espero que te acuerdes de mí, yo sé que tú y
yo así lo queremos, nunca te olvidaré”… (Suena).
Yo
te mostré las drogas, ¿soy culpable en parte de tu muerte? ¡¿Por qué no podemos
hablar?!... para que me cuentes…
Recuerdo
las rosas que te llevé y sobre las cuales dormiste… creo que eran rosadas…
Te
cortaste con el símbolo que compartimos, no sé si la mano o el cuerpo… Y le escribiste
“no fear”, ahora me lo repito…
¿Por
qué no pude despedirme?¿Por qué no te despediste?... Eso hubiera ayudado a
entender… a entenderte… a prepararme…
Estuve
en el pueblo donde te conocí. Una y otra vez pasé por el lugar exacto… esa
calle, esas casas… Yo iba y tú venías… aceras diferentes… te vi y disminuí mi
paso, me detuve, miré fijamente tu rumbo, cruzaste una puerta, esa puerta que
aún es verde. Por unos minutos pensé ¿qué debía hacer?... Decidí entrar en tu
vida (primera puerta); luego otras dos opciones, llamé a una… no te ví, y
mientras pensaba ¿qué debía hacer ahora?, surgiste del lado opuesto… TÚ… Me
acerqué y todo comenzó.
Una
excusa para hablarte y resulta que estabas más próximo de lo que pensaba.
Caminamos guiados por la excusa y luego nos sentamos a conversar.
Pasé
por aquel lugar… observé el sitio preciso en el cual empezamos a conocernos por
horas. Luego vinieron algunos días y otros tantos meses… creí que estarías para
siempre, aún espero que suene el teléfono y reaparezcas… no pasará.
Hablé
de ti (hablo a menudo de ti) con tus supuestos amigos, apoyé tu decisión…
hiciste lo que quisiste hasta la muerte, decidiste cuándo y cómo largarte… lo
valoro, pero… ¿y dónde quedo yo?
“Nos
mataste a los dos”… (Suena dentro y fuera).
Siempre
voy a amarte (a mi manera), ojalá lo supieras…
20
de enero de 2008 (domingo)… tuviste que haber pasado un muy mal diciembre,
tuviste que haberte dado cuenta de que estabas sólo… 20 días es el tiempo
suficiente para tomar esa decisión. Quizá hubiera estado mejor cerca de ti y no
de él.
Me
llevaste a Plutón… te dejé sólo y luego estuve allá con él. ¿Tendré algo que
ver en tu decisión? Dí por favor que no… no, no, no, por favor. “ Nos mataste a
los dos”… (escucho… no sé de dónde viene…)
De
tí me quedan un montón de hermosos recuerdos que extraño revivir, y esa maldita
idea de que siempre ibas a estar… esa que no me dejó demostrarte lo importante
que eras para mí; viviré pensando en un “nos encontramos después” … (pero ¿cuándo?...
ahora nunca) y una espera, ahora ETERNA.
El
símbolo de nuestro pacto… siempre lo llevo conmigo, aunque jamás brillará como
el tuyo… decías que era porque tú me querías más a mí que yo a ti…
No hay comentarios:
Publicar un comentario