Es como si tuviera dos vidas, en una soy la intelectual
espiritual, con el deseo permanente de aprender cada día más y con metas claras
sobre el futuro desde todos los aspectos, tratando de ayudar a los demás seres
de la naturaleza; en la otra soy la loca alcohólica que tiene claro que la vida
es corta y que lo único que queda es disfrutar al máximo. Sólo el dormir
conecta a la una con la otra, y sólo el dormir las separa. Siempre estoy
queriendo quedarme en ambas cada vez que estoy en alguna, siempre sobria e
intelectual o siempre mala, borracha y drogada. Tengo lo más hermoso del mundo
que son mis bebés gatunos, los únicos que me alegran la vida sin importar lo
que hagan, mientras no estén intentando estar lejos de casa. Mis padres, uno
violento que marcó mi vida enseñándome a ser extrema y fuerte con la sociedad,
la otra, una hipócrita católica que quiere cobrarme antiéticamente cada cosa
que hizo por mí. Los hombres mi mayor obsesión y mi mayor decepción, el lugar
donde siempre busqué la estabilidad y el amor, y el lugar dónde sólo encontré
traición y dolor. Yo en medio de todo, tratando de sobrevivir y tratando de
morir. Paradojas del mundo, la realidad del sentido y el sin sentido; de un
lado, siempre saber qué hacer y tenerlo todo milimétricamente bajo control,
perfecto; del otro, nunca saber qué hacer, perdición perpetua en la
desesperación y la duda. Yo presente, ahogada en el pasado y ávida de futuro.
Yo todo un libro abierto y al mismo tiempo todo un enigma. Yo simplemente
viviendo el aquí y el ahora porque eso es lo que hay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario