miércoles, 10 de junio de 2020

Antigua hipocresía


Te escribo con lágrimas en los ojos, intentando comprender definitivamente que ya no estamos juntos, te escribo llorando pero también feliz porque sé que esto es lo que realmente quieres y que así estarás mejor y más tranquilo. Durante el tiempo que estuvimos juntos aprendí una nueva forma de amar, un amor más comprometido, con mayores acciones, con la capacidad de estar siempre para lo que fuera.

Contigo fui la mujer más feliz del mundo, me sentí en miles de momentos la más querida, la más amada, la más respetada, la más anhelada; esos momentos fueron perfectos y no los cambiaría por nada del mundo. En instantes de desesperación he dicho que me arrepiento de haberte conocido, pero eso no es verdad, sino te hubiera conocido y amado, nunca hubiera comprendido de qué se trata realmente la vida en pareja, el compromiso.

En algún momento ambos nos desviamos del camino, comprendo que desde lo racional preferiste detener toda esta locura para evitar mayores daños, yo sin embargo nunca dejé de tener la fortaleza para continuar, lastimosamente esa fortaleza no alcanza para los dos, tu decisión es inquebrantable, aunque a mí se me quebrante el corazón. Por ti hubiera hecho lo que fuera necesario, habría dado a mi vida una vuelta para siempre, pero entiendo que ya es tarde, que no crees.

Quiero pedirte perdón por el daño que pude haber llegado a ocasionarte, y te perdono por las cosas feas que llegaste a hacerme. No concibo la vida sin ti, mi amor, pero tendré que acostumbrarme, aunque minuto a minutos desgarre mi alma, aunque rueden litros de lágrimas por mi rostro, aunque extrañe tu piel y tus caricias, aunque que te ame con todas las fuerzas de mi corazón. A ti jamás te haría daño, mi vida, por ti siempre apostaría, hasta el fin.

Lo que construímos como pareja, quiero que me ayudes a conservarlo, los gatos, tu aprendizaje, la honestidad, la claridad, el esfuerzo, ayúdame a conservarlo porque sólo por eso valió la pena. Siempre estarás en mi corazón y tienes las puertas de mi casa y de mi vida siempre abiertas para ti, no me olvides. Yo espero contar contigo y con los acuerdos que siento son absolutamente justos. No quiero incomodarte más, tampoco quiero más tu rechazo ni tus gritos, tengo que irme, amándote, amándote con toda, tengo que irme porque sé que eso es lo que quieres, este es tu espacio y el de los gatos, disfrútenlo, sé feliz, sé libre, sólo quiero tu felicidad. Cuenta conmigo siempre, mi vida, tú eres EL AMOR, el único amor que realmente imaginé para siempre, con una boda, con Victoria. Victoria siempre será nuestra aunque nunca llegue a existir, nunca uses ese nombre cuando te cases y tengas hijos, por favor.

Me voy mi amor, llorando pero mirando al frente, orgullosa de que aunque me equivoqué mil veces, también di lo mejor de mí como persona, como mujer. No quiero conocer a nadie que te saque de mi pensamiento y de mi corazón, ojalá eso nunca pase, y recuerda, que aunque muchas veces me sentí decepcionada porque no me deseabas, siempre te dije que eras el hombre más sexy y más macho con el que me había acostado, tal vez por eso te exigía demasiado, me equivoqué.

Se feliz mi vida, sé feliz siempre.
Te ama, tu VictoriOsa.

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