jueves, 31 de mayo de 2012

Locura total

Silencios oscuros rodean mi ser,
palabras ocultas que no puedo ver,
caminos inciertos que he de recorrer,
imágenes vagas que rozan mi piel.

Vacíos intensos presiento vivir,
miradas extrañas veo sobre mí,
lugares lejanos no quiero seguir,
tristezas continuas prefiero morir.

Mil cielos azules podría mirar,
mil caras alegres para saludar,
futuros seguros siento derrumbar,
locura sincera ausencia total.

Consuelos tardíos, palabras de amor,
ayudas sin alma para el corazón,
motivos de lluvia quizá mi dolor,
y de mi demencia locura o razón.

Señales de auxilio desde mi ataúd,
infierno naciente de mi juventud,
gritos silenciosos llevando mi cruz,
lágrimas de sangre, no existe la luz.

Busco un final

Y como siempre… nada resultó…

Siempre apuesto prácticamente mi vida y siempre la pierdo. Otra vez se fue el iluso paraíso… Me he dado cuenta de que no hay tal…

Me pregunto por qué la gente me utiliza tanto, por qué la gente exprime lo mejor de mí y luego simplemente se va, sin decir por qué… Siempre estaré sola… con unos cuantos amigos, pero de corazón, sola…

Estoy tan cansada de lo mismo, es un maldito ciclo inacabable y desastroso… un dame pero no esperes nada, o un espera ilusamente pero finalmente no te daré nada. Me han hurtado mis mejores años, mis mejores deseos, mis mejores energías… Me han hurtado la ilusión y la poca confianza que trato de que me quede… lucho por no dejarla morir… ahora es tan difícil.

Pasa un día, una semana, un mes, muchos meses, y sigo tratando de apostar por algo que me haga feliz, por algo que creo que realmente valga la pena…Y entonces me doy cuenta de la maldita verdad: nada ni nadie vale la pena, todos son un motón de desgraciados.

Odio al mundo, odio la soledad, odio el dolor, odio principalmente el amor, odio esa maldita utopía de mierda que persiste en luchar por existir, por creer. Odio todo. El dolor es crudo, sin tregua, sin perdón. El dolor y el abandono son desgraciadamente el alimento de mi infructuosa y paupérrima vida. Maldito alimento que ya no quiero recibir, que nunca he querido recibir.

El pasado me encerró en su maldito infierno, un infierno que me cerca cada vez más asfixiantemente. Mi futuro se fue al carajo hace tiempo... y yo que quería luchar por salvarlo… Perdí el año, perdí el siglo, perdí esta pobre vida. Y ahora… no hay ahora… Juanan, dónde estás? Por qué no vienes por mí… Juanan… ya no me queda más que la fe en el lugar donde estás. A ti te extraño, a ti te admiro, a ti te amo, aunque ahora seas solo pinches cenizas… ven por mí por favor… No hay futuro para mí.

Mi primito se mató hace como 20 años o más, se largó bajo las vías del ferrocarril, lo amo aunque no lo conocí. Amo el suicidio, lo respeto, quizás lo implemente. No lo hago porque no quisiera alterar el destino. Pero… cuál es el destino? Puedo hacerlo aquí y ahora… largarme, largarme para siempre… Seguro que nadie lo notaría.

La situación es dolorosa… haré una pausa… No sé por cuanto… No me amo, no me odio… en realidad, no siento nada, aunque lo siento todo… La muerte y el desamor… Suficiente… Ya no doy más… 

lunes, 28 de mayo de 2012

Una noche para morir

A Alejandra Pizarnik
Recuerdo una noche en especial en la que mientras me revolcaba entre mis sábanas y mis lágrimas, pedía prácticamente a gritos que alguien me llevara, que me dejaran morir; para esa noche ya había descubierto que no iba a ser capaz o que no quería suicidarme, no sé. Nadie me escuchó, esa noche nadie me llevó, esa noche fue eterna, tan eterna como muchas otras, de antes y después, las que pasaron, las que vinieron, las que aún pasan, las que no sé cuándo acabarán.

Anoche soñé mucho, de todo un poco, nada demasiado grave, tampoco demasiado feliz, un montón de sucesos para entretener mi psique dormida, ninguna señal, ninguna esperanza. Me desperté y quise seguir durmiendo, pero me di cuenta que era inútil, no es el día para visiones sobrenaturales, he estado demasiado materializada, tengo que transmutarme como antes.

No pensé encontrar a Alejandra, a alguien con un dolor tan permanente y tan profundo, me duele su dolor, me duele casi tanto como el mío, pero yo soy más fuerte, yo ya no me quiero morir, y creo que nunca he querido enloquecerme, de echo le tengo demasiado miedo a eso último, prefiero morir mil veces a enloquecer… más, me da miedo llegar al punto de no poder relacionarme con los demás, me alegra que mi locura aún no se me haya salido de las manos… creo, así quiero que sea siempre, hasta que me muera, hasta que alguien me mate.

Alimentar mi cerebro con un poco de lectura y escritura me da un poco de paz, hace que me olvide de que nadie me necesita, de que soy tan invisible para el mundo como Alejandra, siento como si nos acompañáramos, como si su dolor fuera un consuelo para el mío… estoy ignorando el mío por leer el suyo y así me siento bien, al menos estoy tranquila y asumo medianamente que mi teléfono no suena, que estoy tan sola como siempre he estado, y que no soy la única, que hay alguien que sufrió por lo mismo, a tal punto que se suicidó. Pero yo no me quiero suicidar, yo no quiero terminar como ella, ni como ella ni como Juan Antonio, no quiero terminar como Juan Antonio.

Aún espero como ella que la magia me visite, que el mundo más allá de este se manifieste de alguna manera, que me entretenga y me haga volar, que venga Juan Antonio, o que Gabriel o Francesca sean reales… aunque el día que eso pase es porque enloquecí. A veces tampoco sé lo que quiero, salir corriendo para tratar de olvidar o de ignorar que todo el mundo me dejó sola, que nadie se interesa en mí, que jamás nadie volverá a amarme, nadie me amará como Fernando, que nadie me verá hermosa recién levantada y sin maquillaje, que nadie me verá perfecta como él me veía, aunque quisiera matarme… debí haber dejado que lo hiciera, habría sido el asesino perfecto, el que espero ahora.

Los recuerdos me estallan la cabeza, son tantos… siempre siento como si hubiera vivido siglos. Mis amigos dicen que tengo que respirar, que voy demasiado rápido… pero es que yo no sé ir a otra velocidad, por eso siempre chocaré, por eso los demás despejan el camino para dejar que me mate sola y que no me los lleve a ellos por delante; mi carruaje va solo, mal conducido, por un camino lleno de obstáculos y bajo una tormenta cruel llena de truenos, antecedidos de unos cuantos relámpagos y su engañosa sensación de luz, obvio moriré, y nadie estará ahí para ayudarme. Y cuando encuentren mi cadáver ya estará descompuesto; a muchos no les importará… tal vez algunos sientan un poco de dolor o de remordimiento, ¿alguien rogará al cielo o al infierno que devuelva el tiempo para acompañarme? Eso ya nunca lo sabré, eso ya nunca importará, eso ya de nada servirá. Además eso, tampoco lo creo.

Eternamente difícil


Encontrarlo siempre va a ser difícil, es como si el pasado y el peso de tanto dolor se me vinieran encima en un segundo.

Lo veo más desubicado que nunca, se nota definitivamente desquiciado, pareciera que el muchacho noble, humano, lleno de maravillosas expectativas y retos hubiese desaparecido por completo, está mal… Yo no estoy demasiado bien, pero él está en el limbo.

Dijo que todavía está con Nancy, ella que tiene un hijo, ella que creí que se convertiría en una más de los reemplazos que me consiguió… pero no, está con ella, nada bien, por supuesto, pero se soportan… Dijo que le dañó a no sé quién, no sé qué, dijo que no recordaba si a ese alguien también le había pegado, dijo que tenía la idea de que me había pegado alguna vez pero que no recordaba nada con exactitud… que no recordaba nada con exactitud??? Estuvo varias veces a punto de matarme… nada con exactitud???

Está tan… tan perdido… mental y físicamente… está bastante incoherente; sin embargo cuando le dije que él era e iba a ser por y para siempre el amor de mi vida, al menos me dijo algo cuerdo: Que si él era el amor de mi vida, yo tenía que ser el amor de la suya, y que no estaba muy seguro de eso. Esas palabras me ayudan a pensar un poco en que quizás sea yo la que estoy equivocada, tal vez él no es, tal vez he estado apegada a una figura que idealicé pero que no es más que un número en mi lista de relaciones, tal vez Fernando no es nadie, nadie importante para mi vida y mucho menos para mi futuro, tal vez lo único bueno que aprendí de todo ese infierno es que mi vida y mis ideales están por encima de cualquiera, y que jamás nadie me volverá a poner violentamente un dedo encima… no sé, no sé qué siento por él, no sé qué ocurre dentro de mí cuando lo veo, cuando me le acerco, cuando le hablo, ya no estoy segura de nada… Será que en serio aún no he conocido al amor de mi vida, será que no alcanzaré a conocerlo en esta vida?

Pero él dijo algo… dijo clara y convencidamente que su vida cambió después de mí, que yo lo marqué, lo marqué por dentro, y claro… también me mostró su cicatriz, esa que tiene en su brazo de cuenta de mi bisturí… disfrutó ver la mía, esa que se ve fácilmente y la que le debo a mi propia navaja en manos suyas, esa que me hizo mientras me decía que si me quería matar lo hiciera en serio, y a la cual le agregó un vaso de whisky mientras sangraba.

Esos dolores que viví y con los cuales aún cargo, representan en mi existencia una especie de envenamiento permanente. Hubiese podido quedarme con él, aceptar la realidad y morir a su lado, muy seguramente por sus propias manos, hubiese estado con él para siempre… Pero elegí seguir viva, elegí encontrar un camino con otra persona… Sólo que en ese tiempo jamás pensé que esa otra persona jamás llegaría, que todos los caminos me llevarían de nuevo a él y que mi corazón nunca podría tener otro dueño… y ahora qué hago???... Hoy sólo puedo darme cuenta de que la elección era simple: dejar que el hombre que amaba y que me amaba de la manera más extraña, me matara, o quedarme sola para siempre… Pues hace años elegí… ahora solo me quedan los buenos recuerdos, lastimosamente también los malos, de un lado sólo un nombre, un rostro, un tiempo; de otro, un vació, un túnel sin luz, una eterna desesperanza… de vez en cuando unas cuantas lágrimas.

Otra noche más


No me importa él, me importo yo, no me importa haberme acostado con él, me importa que se haya acostado conmigo, me importa saber que todos los hombres únicamente buscan acostarse con las nenas…. Ya no importa lo que pase conmigo, se volvió una simple y vacía rutina, unos simples besos, unas tontas caricias, en realidad, el sexo es lo más básico y sencillo que existe, no hay ninguna dificultad para darlo, para tenerlo; lo triste no es darse cuenta de que no le importo, lo verdaderamente doloroso es comprender que él completamente no me importa, que él es una basura igual a todos, mirarlo a los ojos con la misma insensibilidad que daría el dinero por sexo, con la misma indiferencia del desastroso futuro… Hoy no me quedan ni mis metas profesionales ni mis metas personales, solo la idea ya olvidada de que hace cuatro años uno de mis mejores amigos se suicidó, y que en este tiempo no es que yo haya hecho mucho aparte de morirme cada día, no por él, por mí, por mis vacíos definitivamente imposibles de llenar, por el supuesto amor de mi vida, por mis dolores pasados, por la mierda del presente, por la inexistencia del futuro, porque ya nisiquiera me siento usada, porque ahora siento que uso a todo el mundo; tal vez porque siempre fue así, sólo que trate de lavarme las manos culpando a la gente de mi dolor. Los odio a todos, tanto como me odio a mi misma y a la vida que me rodea, tengo todo, pero al final no tengo nada.

La tarea de escribir


Una de las tareas de mi nueva vida es escribir, tratar de plasmar algo medianamente tangible en un medio medianamente asequible. Escribir ha sido para mí un maravilloso espacio para encontrarme conmigo misma, o al menos con una parte mía, no todas mis partes aman escribir o leer; están las alternas, las del averno, las que solo odian y únicamente se permiten placer. Soy una caja de sorpresas hasta para mí misma, supuestamente soy casi siempre predecible, pero la verdad eventualmente puedo reaccionar de una manera tan desconcertante que mi vida o la de cualquiera que esté a mi alrededor podrían correr peligro. Escribir siempre ha sido mi desahogo, y espero que aparte de algunas acciones necesarias, siga siendo mi prioridad.

Tengo miedo

Estoy muy confundida…estoy asustada… tengo algo que parece claro… pero las claridades me remiten a las evidentes pérdidas… las claridades y las esperanzas me remiten a las soledades… Tengo mucho miedo… Empezar siempre implica terminar… No quiero eso… ya he arriesgado demasiado… ya no tengo fuerzas para seguir arriesgando…

Se me rasga un poco el alma… me tiemblan las esperanzas… me revuelven los dolores, me enloquecen los amores… quiero vivir. Cuanto me va a costar??? Otra vida, no por favor no…

Sin ganas de vivir

A veces siento ganas de mandar todo al infierno… a veces me invade la idea de que nada va a resultar… sé que es la verdad… nada va a resultar… nada resulta nunca… siempre he estado sola y así será por siempre…estoy tan cansada, tan casada como si hubiese vivido 300 años… no quiero nada, no quiero a nadie, no creo en nada… Me estorba mi familia, me estorba el mundo, me estorba el amor… me estorbo yo… y un montón… me estorbo demasiado… No sé qué hacer… Hace un tiempo me dije algo: “Cuando ya no tengas ganas de vivir, cuando sientas que tu ciclo llegó a su fin, cuando te quieras morir pero no seas capaz de suicidarte, asegúrate de que alguien te mate; y mientras lo hacen cerciórate de hacer lo mejor que puedas por la gente buena que más lo necesita, asegúrate de luchar por una buena causa y morir por ello”. En esas ando… esperando morir por un motivo valedero, y esperando resucitar en un momento apropiado y en un buen lugar… tal vez en Macedonia.

Al vacío


Ahora estoy sola… de nuevo… y como siempre, mi mente y mi corazón sólo me remiten al pasado. Pienso mucho en Sebastián, sé que está súper perdido, del mundo, en las drogas, no sé qué pasa por su mente o por su corazón, pero no puedo evitar sentirme culpable, él no era un ángel, pero a mi lado conoció el camino al infierno, y apenas nos alejamos lo empezó a recorrer sin perder un segundo. Me encantaría poder acercarme y estar ahí para guiarlo, para mostrarle la maldad sin tener que perder el horizonte, sin perder las metas y las ganas de vivir, me muero por volver a contar con él, pero sobre todo que el contara conmigo, que confiara en mí; no quiero que termine en la basura y siendo una basura, eso no es lo que él querría si fuera conciente, demasiado vanidoso para no resaltar su imagen y luchar por ser un ser humano envidiable, si se viera objetivamente estoy segura que se arrepentiría de lo que se está haciendo, a él y los suyos, pero principalmente a él, y de alguna manera a mí. Todavía lo tengo metido en el corazón, muchísimo, más de lo que imaginaba, Alejandro fue importante en el momento en que debía serlo pero ahora veo que no fue tan trascendente como en bastantes instantes pensé, sí me enamoré, pero la única persona que abrió mi corazón después de Fernando, la única persona que me devolvió la esperanza precisamente en el amor fue Sebastián, la única persona que cuando vi parado en el callejón de Banquú esperándome, me hizo sentir esas mariposas locas en el estómago que solamente recordaba haber sentido por Fernando fue Sebastián. No puedo pretender sacarlo de mi vida con mis constantes huidas a Roseé, mis huidas hacia Alejandro. Hay gente que marca, y por lo general a mí me marcan todas las personas que pasan por mi vida, tanto como yo marco para siempre la vida de esas personas; y en este momento la cicatriz  de Sebastián me duele, me duele muchísimo, me duele por mí, pero me duele mucho más por él; no quiero que esté mal, si estuviéramos juntos las cosas serían muy felices, de eso estoy segura, porque él fue quien me devolvió la felicidad y yo fui quien por primera vez se la mostró a él, una divertida felicidad que incluía caminar por el filo de la navaja y que le dio los trucos para bajar al infierno por su propia cuenta sin tener que quedarse ahí, subiendo al cielo más de las veces necesarias para estar en la tierra y seguir vivos. Es difícil en este momento admitir que lo perdí, que me perdió, que nos perdimos, él en el infierno y yo buscando el camino al cielo. No debería llorar, pero lo hago, evidentemente deposité un gran amor y una gran esperanza en Sebastián, quizá porque era bastante parecido a Fernando, igual de petulante, pero igual de decidido y de seguro de sí mismo, admirable, fuerte como quizás yo no lo era, de él pude haber aprendido muchas cosas pero el tiempo fue muy corto, él si sabía manejar la ansiedad pero no alcanzó a enseñarme sus trucos, sólo alcanzó a aprender algunos de los míos. Hoy quisiera poder volver a abrazarlo, a besarlo, quisiera poder volver a hacer el amor con él, no creo que eso pase jamás. Lamento que todo se haya ido al carajo, lo lamento mucho, fue culpa de los dos, sólo de los dos, ni siquiera fueron las circunstancias, hay que asumir las cosas, fue culpa de los dos, sólo de los dos, tan compatibles que nos volvimos incompatibles,  tan posesivos que nos volvimos insoportables, igual que pasó con Fernando. Hoy en serio lo extraño demasiado, me siento sola, y no me hace falta cualquiera, no me hace falta Alejandro, me hace falta Sebastián, ni siquiera me hace falta Fernando, aunque creo que él será siempre el amor de mi vida, es un amor que es parte de mi pasado, un amor que ya es sólo un recuerdo, y que precisamente se convirtió únicamente en un recuerdo gracias a Sebastián. Sebastián me devolvió la vida y luego me la quitó, y de paso se quitó su propia vida, “nos mataste a los dos”, igual que Fernando. Estas tan cerca y a la vez tan lejos, esta vez sólo depende de ti, yo estoy aquí, yo sigo aquí.