Y como siempre…
nada resultó…
Siempre apuesto
prácticamente mi vida y siempre la pierdo. Otra vez se fue el iluso paraíso… Me
he dado cuenta de que no hay tal…
Me pregunto por
qué la gente me utiliza tanto, por qué la gente exprime lo mejor de mí y luego simplemente
se va, sin decir por qué… Siempre estaré sola… con unos cuantos amigos, pero de
corazón, sola…
Estoy tan
cansada de lo mismo, es un maldito ciclo inacabable y desastroso… un dame pero
no esperes nada, o un espera ilusamente pero finalmente no te daré nada. Me han
hurtado mis mejores años, mis mejores deseos, mis mejores energías… Me han
hurtado la ilusión y la poca confianza que trato de que me quede… lucho por no
dejarla morir… ahora es tan difícil.
Pasa un día,
una semana, un mes, muchos meses, y sigo tratando de apostar por algo que me
haga feliz, por algo que creo que realmente valga la pena…Y entonces me doy
cuenta de la maldita verdad: nada ni nadie vale la pena, todos son un motón de
desgraciados.
Odio al mundo,
odio la soledad, odio el dolor, odio principalmente el amor, odio esa maldita
utopía de mierda que persiste en luchar por existir, por creer. Odio todo. El
dolor es crudo, sin tregua, sin perdón. El dolor y el abandono son
desgraciadamente el alimento de mi infructuosa y paupérrima vida. Maldito
alimento que ya no quiero recibir, que nunca he querido recibir.
El pasado me
encerró en su maldito infierno, un infierno que me cerca cada vez más asfixiantemente.
Mi futuro se fue al carajo hace tiempo... y yo que quería luchar por salvarlo…
Perdí el año, perdí el siglo, perdí esta pobre vida. Y ahora… no hay ahora…
Juanan, dónde estás? Por qué no vienes por mí… Juanan… ya no me queda más que
la fe en el lugar donde estás. A ti te extraño, a ti te admiro, a ti te amo,
aunque ahora seas solo pinches cenizas… ven por mí por favor… No hay futuro
para mí.
Mi primito se
mató hace como 20 años o más, se largó bajo las vías del ferrocarril, lo amo
aunque no lo conocí. Amo el suicidio, lo respeto, quizás lo implemente. No lo
hago porque no quisiera alterar el destino. Pero… cuál es el destino? Puedo
hacerlo aquí y ahora… largarme, largarme para siempre… Seguro que nadie lo
notaría.
La situación es
dolorosa… haré una pausa… No sé por cuanto… No me amo, no me odio… en realidad,
no siento nada, aunque lo siento todo… La muerte y el desamor… Suficiente… Ya
no doy más…
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