Un estúpido cumpleaños más… que voy a hacer aparte de envejecer… nada… absolutamente nada… recordar la mierda de pasado y una que otra cosa bonita.
Unos padres demasiado sobreprotectores que por tratar de hacer las cosas bien, terminaron convirtiéndome en una maldita caprichosa del demonio, una maniacodepresiva sin remedio, un ser humano sin límites y con toda una vida por delante para tirarse en ella.
Mis relaciones… caóticas por el lado de mi papá, ese que no permitió que nadie se me acercara porque corrían el riesgo de morir a machetazos, ese que me cuido lo suficiente para que hoy en día me considere una puta más de las con que anda, ese que fue un ejemplo de padre y de esposo y que un día cualquiera dio un giro de 180º y se convirtió en una verdadera vergüenza para la sociedad y especialmente para su familia, ese que me llenó de lujos toda una vida, y que un día cualquiera dudó hasta para darme dinero para una medicina, ese que hoy me da lástima y que olvidó los abrazos y los besos que algún día me dio, ese que me enseñó a ser lo suficientemente caprichosa y dependiente para terminar siendo una alcohólica y drogadicta, ese que ahora actúa como un niño de cinco años y que no tiene ninguna capacidad coherente de decisión, ese que quisiera olvidar pero que se esforzó demasiado en un pasado como para permitirme hacer algo así.
Y está mi mamá… la mejor y más esforzada mamá del mundo, esforzada pero no amorosa, siempre tan parca, siempre tan puesta en su sitio, madre por convicción, tal vez no tanto de corazón, amante por obligación, esposa por tradición, un ser humano que jamás marcó la diferencia, ni agresiva ni tierna, un límite entre el neurotisismo de mi padre y el engendro en el que me convertí. Comprensiva como mamá, jamás amiga, perfectamente insoportable la mayoría del tiempo, poco intelectual y totalmente sesgada por el sistema, amiga del que dirán, ortodoxa y aburrida. Resignada al cambio de su perfecto marido y a la malformación de su pequeña y anhelada perfecta hija.
Una familia que pasó de tener principios, dirección y dinero a dividirse en su número de integrantes, tres caminos despectivos y fijados únicamente en banales metas personales. Una familia que me hizo la niña más feliz del mundo y la mujer más triste y sola sobre la tierra.
De todo ese proceso me quedaron un montón de relaciones erradas y enfermas, un montón de caídas y de atentados abiertos contra mi vida, de peleas físicas y mentales sin fundamento y evidentemente destructoras. Mi corazón y mi cerebro están hechos añicos, alcohol, drogas, pero sobre todo sufrimiento y vacíos, soluciones imaginarias, técnicamente inexistes, esperanzas perdidas, metas truncadas, visiones borrosas y prácticamente inventadas, un futuro definitivamente sostenido en el aire, un presente vivenciado en el asfalto, un pasado de cuento de hadas, en proceso de desaparición.
Y resulta que mañana cumplo años, con el tiempo deja de ser motivo de celebración, con el tiempo se evaporan los cumpleaños con serenata, regalos y reuniones familiares, van llegando esos en los que mi padre llegaba a casa y antes de percatarse de mis celebraciones simplemente se encargaba de desalojar de mi casa a mis amigos y de encerrarme en mi cuarto; ahora han llegado otros nuevos, esos en los que ya nadie se percata de mi cumple y en los que no me dan ni un confite, esos en los que para mi padre significa un desfalco para su bolsillo cualquier tipo de presente, y en los que los amigos se diluyen en la cotidianidad y el estrés de lo mediático.
Hubo algunos cumpleaños que aprendí a celebrarme yo misma, con la felicidad y la compañía que compra el propio dinero; ahora ni siquiera tengo eso, no tengo la basura que lo compra todo, solo tengo soledad y malos recuerdos, miedo a los cumpleaños, al tiempo y a la eterna pérdida, no tengo a quien amar, no tengo quien me ame, ni siquiera estoy segura si me tengo a mí, unos minutos más o menos de vida, un simple transcurrir, un antes o un después que no tienen trascendencia, un viento que pasa igual que todas las vidas, todas tan insignificantes, tan pequeñas, todas tan poca cosa, tan poca cosa como esto, como lo otro, como todos, como yo. Que alguien se vaya o se quede… que yo me vaya o me quede… qué más da, solo es un soplo, una insignificante corriente de aire.
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