miércoles, 25 de julio de 2018

Personas inesperadas

Y después de estos años de tratar de comprender mi soledad, aparece en una noche cualquiera y en mis lugares de siempre, un chicuelo sin mayores pretensiones, una personita pequeña y aparentemente frágil, un simbolismo de ternura y afecto, una esperanza sin fuerzas, de amor puro y sincero.

La celebración de un nuevo empleo, esta, con un maravilloso compañero, trajo consigo además un nuevo enredo. Apareció Jota, dulce, tranquilo, perfecto.

De unas sonrisas y dos tragos, surgió un beso que se convirtió en encuentro. Una llamada para fortalecer la esperanza, dos abrazos, tres deseos, y de un momento a otro un noviazgo que volvimos matrimonio.

Por Jota dejé mis lujos, mi tranquilidad, mi familia, mi amor por el vacío; afronté otros retos, la responsabilidad, la aplicación real de mis aprendizajes en todos los ámbitos: arriendo, comida, cocina, trabajo, entrega y muerte antes que engaño.

Fue más de un año lleno de amor y excesos, libertad total bordeando los límites. De mi parte el aporte incondicional, del suyo dolores propios y ajenos, una familia de porquería que no tiene nada que ver con la mía. Mis darmas sopesaron sus karmas, sus deudas hundieron mis ganancias.

Me trató muy bien, sí, muchísimo; me escuchó, sí, bastante; corrió por mis campos, absolutamente cierto; fue lo que siempre quise, totalmente innegable.

Pero como lo bueno está destinado a ser cenizas del pasado, mis trasfondos y auto-amores superaron su nobleza, mis recuerdos y mi odio traspasaron su dulzura. Vida y mundo lo volvieron un verdugo… repasaron sus tristezas mezcladas con mis dolencias; aquel niño frágil preparó muy bien sus armas. ¿Soy yo la que de verdad los vuelve malos? Su predisposición más mi afectación… causa-efecto, maldición, perpetuación. Esta es mi vida.

Venganzas, violencias, ausencias, autosuficiencias… mi vida… su descripción. Dos monstruos con ínfulas de titanes jamás podrían amarse. ¿Para qué más esperanzas? ¿Para qué otro Marco? Ya conozco mi destino, no sé por qué flaqueó mi muralla. Ahora trato de alejarme pero el apego es muy fuerte, ahora aquí va mi vida, entre fuerza y desespero, entre triunfos laborales y pérdidas personales, entre amores pasajeros y lamentos del pasado.


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