miércoles, 25 de julio de 2018

Víctima o condenada

Víctima... ha sido para mí un término reivindicativo en lo social, con claridad, con potencia… Pero cuando me dijeron víctima en un contexto personal lo asumí y me asumí en desventaja, me sentí como si me estuviese poniendo por cuenta propia en un lugar de lástima, de incapacidad… y me pregunté: acaso estar triste o sufrir como lo hacen la mayoría de las personas insinúa que necesito aliento, pesar o consideración por encima de otros? Para mí, mi tristeza nunca se relacionó con eso, fue un estado respetable, auténtico, natural, sin pretensiones. Vivir mi realidad nunca fue victimizarme… al menos no por mi decisión; y ser víctima resulta ser diferente a victimizarse… es un tema de envergadura amplia.
Hace tiempo persona cercana, casualmente la misma que me tildó de víctima, utilizó el término “condenada” en la frase “no estás condenada”; ese me gustó más… ¿Estoy condenada a X ó Y o por X ó Y? No sé, se supone que no, yo elijo mi camino, pero… yo no elegir nacer, no elegí a mis padres ni su porquería de karmas, no elegí lo que de pequeña me mostraron, ni los lugares a los cuales se me ató; soy la suma de lo que encontré, de dónde me pusieron. Pasados los años intento ser más analítica, intento darme cuenta de que ahora me condeno porque quiero, como una normal reacción al contexto en el cual crecí…
Soy depresiva, angustiada, llena de miedos y de pensamientos negativos… eso, frente a mis ganas de triunfar, de fingir que no pasa nada malo y sorprenderme con lo bueno. Realista hasta siempre… con experiencia para decir: “ey, te traicionan”, “ey te mienten”, “ey, te temen”, “ey, lo que maquinas no funciona”, “ey, la vida no es color de rosa, la vida es una total decepción”. Cargo con lo que me tocó vivir: con mi mamá desagradable y predispuesta, con mi papá agresivo y dependiente; cargo con elecciones que tomé en algún momento sin criterio y ya no puedo deshacer: con mi tatuaje en el brazo, con mi alcoholismo… que aunque quisiese dejar, no puedo eliminar de mi hígado; cargo con los traumas que me como en gomitas porque ya no hay nada qué hacer. ¿Condenada?  Sí… ¿y? Esa es la vida… así fue mi vida, así es. ¿Víctima? Jajaja… nadie es víctima de nadie. Todos simplemente  sobrevivimos.

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