Las
últimas horas de mi vida han transcurrido rápida pero tranquilamente, ahora me
siento increíblemente ajena a lo que normalmente soy, sin embargo me sumerjo en
una esencia que asimilo como propia, una profunda calma que me exige
ensimismamiento total.
En
las noches he pensado demasiado, la mayoría de ellas, anteriormente, habían traído
una ansiedad mayor o igual a la impotencia que trae consigo el desamor... estuve
inventado soluciones que al final resultaban ser solo ilusiones. Estoy agotada
de buscar recrear principios para continuidades inútiles y perfectamente
absurdas, totalmente repetitivas y por eso asfixiantes, ya no quiero morir así,
trataré de sobrevivir... ahora duermo, ya no lloro, invento futuro... solo
futuro, analizo el presente, sobre todo mi presente, por encima de cualquier
cosa.
Mi
cabeza pesa menos cada hora, hay paz en mi alma y un rayito de esperanza en el
fondo del poso de mi corazón... sólo un rayito, pero al menos lo veo, al menos
me veo y puedo hacerme una idea de lo que soy y de lo que quiero... también de
lo que no quiero.
Me
complace increíblemente ver la felicidad de los demás, creo que ahora ya no me
siento triste... no, creo que más bien me siento alegre, aunque no feliz, pero
creo que es mejor, la felicidad y la tristeza se convierten en un goce eterno
que no nos permite disfrutar del placer de la tranquilidad interior. Los
extremos son como el ir y venir de un péndulo, así he sido yo... siempre, la
verdad lo he disfrutado inmensamente... por eso lo he tenido que sufrir
profundamente. Ahora parece que mi péndulo simplemente tuviera aun movimiento
suave, muy suave, sin sobresaltos, sin tristezas y sin felicidades, y sin
embargo, así me siento bien, por ahora mejor.
Anoche
decidí escribir la historia con él... y se me acaba de ocurrir que sería un
excelente ejercicio de elaboración de duelo, “recordar sin dolor”. Destruí todo
lo que se relacionaba con nosotros... si tuviera amnesia no sabría que estuvo
en mi vida, tengo que reconstruir los hechos, no puedo olvidarlo y darme el
lujo de vivir una historia semejante, tengo que recordarlo y aprender de lo que
hicimos mal... ser mejor, vivir mejor.
Ya
no es “difícil”... increíble!
Es
increíble... y absolutamente... oxigenante... No es soledad, es libertad!
“Prefiero
sobrevivir sola, que agonizar acompañada”.
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