martes, 5 de junio de 2012

No reconozco el silencio

Una tristeza profunda invade mis vísceras, la sangre que ya no sale de mi cuerpo palpita punzantemente por mi cerebro, me arde el pecho, me duelen los párpados y también las rodillas, el estómago se me retuerce… ya empezaron a rodar las lágrimas. Tengo hastío del mundo, de mí misma, ¿o es el mundo el que tiene hastío de mí? Las cloacas para esconderme hasta las ratas me las cierran, el agujero del infierno me escupió a esta tierra desconocida y llena de mentiras y traiciones, el cielo se burla de mí. Las personas se diluyen entre las sombras de la noche, el día me amenaza, siento náuseas y me duele la cabeza, las sabanas se revolcaron con mis pensamientos, la soledad ya ni me mira… hasta ella me pisotea. El silencio se me está haciendo demasiado extraño, no sé si le hablo, no sé si me habla, no sé lo escucho, no sé si me escucha, ya ni lo reconozco, no sé si grito o me quedé muda o sorda, no sé si se me congeló el corazón, o se quemó, o nunca existió, o sigue ahí con su estúpida esperanza, me duele el presente y como siempre… el pasado, del futuro solo tengo interrogantes, malos pensamientos, terribles sensaciones, pronósticos vacíos… soledad y muerte, destrucción, he vuelto a pensar en el suicidio… la muerte no desprecia a nadie, buscaré ir a su encuentro.

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