Una tristeza
profunda invade mis vísceras, la sangre que ya no sale de mi cuerpo palpita punzantemente
por mi cerebro, me arde el pecho, me duelen los párpados y también las
rodillas, el estómago se me retuerce… ya empezaron a rodar las lágrimas. Tengo
hastío del mundo, de mí misma, ¿o es el mundo el que tiene hastío de mí? Las
cloacas para esconderme hasta las ratas me las cierran, el agujero del infierno
me escupió a esta tierra desconocida y llena de mentiras y traiciones, el cielo
se burla de mí. Las personas se diluyen entre las sombras de la noche, el día
me amenaza, siento náuseas y me duele la cabeza, las sabanas se revolcaron con
mis pensamientos, la soledad ya ni me mira… hasta ella me pisotea. El silencio
se me está haciendo demasiado extraño, no sé si le hablo, no sé si me habla, no
sé lo escucho, no sé si me escucha, ya ni lo reconozco, no sé si grito o me
quedé muda o sorda, no sé si se me congeló el corazón, o se quemó, o nunca
existió, o sigue ahí con su estúpida esperanza, me duele el presente y como
siempre… el pasado, del futuro solo tengo interrogantes, malos pensamientos,
terribles sensaciones, pronósticos vacíos… soledad y muerte, destrucción, he
vuelto a pensar en el suicidio… la muerte no desprecia a nadie, buscaré ir a su
encuentro.
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