viernes, 1 de junio de 2012

Camino a la libertad


Hoy la vida... mi vida, lentamente toma un rumbo diferente... ahora está claro que se acabó para siempre, y eso... es lo mejor que pudo pasar... de él solo me quedan malos recuerdos y malos pensamientos, nada aprendí, nada enseñé. Un presente que no tenía futuro, un transcurrir de pasiones vanas de destrucción y muerte, cero evolución, cero construcción.

Estoy sola, y como pocas veces, me siento bien.

Tal vez debería creer ciegamente en el destino, no sé cual será el mío, pero opino que al menos el suyo ya se empezó a vislumbrar, y la verdad, la compensación de los dolores que me causó llegará más pronto de lo que imaginaba.

Quizá no debería atender a nada de lo que ocurra con su vida, pero es inevitable sentirse aliviado frente al desconsuelo de alguien que intentó destruirte, es inevitable respirar tranquilo cuando vez que el universo se compensa sólo, y que tus rencores y venganzas no fueron necesarios, que no tuviste que acabar con tu existencia para hacer pagar tus dolores... es inevitable sonreír.

Al saber de su dudosa felicidad veo venir a su vida solo sufrimiento, y no pretendo festejarlo, sin embargo, es agradable ver como todo regresa a su estado natural, “todo lo que sube tiene que bajar”, y definitivamente, no hay nada malo para hacer que no pueda cobrarte la vida.

Solo me queda esperar, mi destino, mi felicidad, tal vez mi dolor, no sé lo que pase, pero confío en que sea lo que sea, así debe ser, solo tengo que vivir.

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