Tantos momentos
de felicidad,
cuantos sueños
que quería
hacer realidad.
Una niñez
tan consentida
y reprimida
que creó unos
deseos
insaciables de
explorar.
Mil desamores
y otras mil
lágrimas más,
tratando
siempre de encontrar
aquella persona
ideal.
Siempre hay un
límite,
nada dura una
eternidad,
y entre tanto y
tanto amar
solamente pude
odiar.
Tantos momentos
de felicidad,
cuantos sueños
que olvidaron
la realidad.
Un mundo lleno
solo de trampas
y maldad,
que me
convirtió en su ficha
y ya no pude
parar.
Mil desamores
y otras mil
lágrimas más,
tratando
siempre de encontrar
aquella persona
ideal.
Más mil errores
tratando
siempre de escapar
de tantos,
tantos tropezones,
hundiéndome
cada día más.
Siempre hay un
límite,
nada dura una
eternidad,
y entre tanto y
tanto amar
solamente pude
odiar.
Siempre hay un
límite,
nada dura una
eternidad,
y después de
mucho buscar
al fin te pude
encontrar.
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