Cada
vez que lo tengo cerca, también lejos, no puedo dejar de pensar en sangre... Su
sangre... Su maldita sangre, el homicidio se justifica! Tantas formas de
matarlo, pienso en muchas de ellas, pienso en su tortura, en sus lágrimas, en
su sufrimiento... De todo eso me voy a encargar, por todos los flancos, hasta
acabarlo... Exterminarlo. Pero antes de que eso ocurra sabrá la verdad, la
maldita verdad, sabrá la mentira, sabrá que siempre supe la verdad y que lo que
pasaba en su realidad, en la verdadera realidad no existía.
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