viernes, 1 de febrero de 2013

El problema soy yo

Ayer no me llamó, por un momento dudé de lo que estaba pasando, pero el problema no fue ni es lo que él siente por mí, el problema es lo que realmente yo puedo volver a sentir. Tengo miedo a creer, tengo miedo a enamorarme, quisiera estar cien por ciento segura pero eso nunca será así, nunca nada es cien por ciento, por eso yo me diluyo de nuevo en el pasado y en el momento de mi vida en el que tenía cien por ciento claro a quién amaba y quién me amaba. Hoy estuve toda la noche leyendo esos correos que nos escribíamos, tan crudos, tan transparentemente amorosos y tan horriblemente odiosos, escritos con las vísceras, con sangre en los ojos y en las manos, demasiado dolor y demasiada necesidad, toda una patología, pero era nuestra patología, la completud, lo supremo, lo increíble, lo realmente mortífero, vivir y morir cada día, un juego macabro. Luego recordé el terrible daño que nos hicimos, las veces en que estuvo a punto de matarme, lo que le hizo a su familia, ese tiempo fue una definitiva enfermedad, un extremo que nos convirtió en adictos, peor que a cualquier droga existente sobre la tierra, adictos a la muerte. Ahora estoy rehabilitada y no importa qué tan difícil sea todo ahora, siempre será mejor que antes, mejor que con él. 

El problema soy yo, no es Julián, yo le llevo muchos años de vivir un montón de porquería, y aunque algo me sigue diciendo que a él también le ha tocado duro en su mundo social y familiar, no creo que alguien pueda resistir en su alma y en su corazón lo que me ha tocado a mí, no sin pasar por el hospital mental, no sin quedarse allí, no sin suicidarse. Tal vez este bajón de nota me sirva para tomar las cosas con calma, como él las está tomando, lento pero seguro, sin las ansiedades con las que daño todo en mi vida, con la seguridad de que está conmigo y de que creer en él será un proceso, como todo en la vida, como la gente normal. “Igual si ahora lo tengo a él lo disfrutaré, cuando él se vaya siempre, siempre tendré a Juanfer en mi cabeza, nunca estaré sola, no tengo que sufrir por nadie más, tengo el recuerdo del amor puro,  del verdadero, del que viene del cielo y te lleva al infierno, la maldición en esta tierra”.  Obvio esto lo escribo para no derrumbarme, para estar preparada para lo peor: para que me dejen, pero la verdad quisiera volver a enamorarme, salir del infierno y encontrar un ángel que me lleve al cielo, darme cuenta en unos años de que Fernando NO era el amor de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario