Ayer no me
llamó, por un momento dudé de lo que estaba pasando, pero el problema no fue ni
es lo que él siente por mí, el problema es lo que realmente yo puedo volver a
sentir. Tengo miedo a creer, tengo miedo a enamorarme, quisiera estar cien por
ciento segura pero eso nunca será así, nunca nada es cien por ciento, por eso
yo me diluyo de nuevo en el pasado y en el momento de mi vida en el que tenía
cien por ciento claro a quién amaba y quién me amaba. Hoy estuve toda la noche
leyendo esos correos que nos escribíamos, tan crudos, tan transparentemente
amorosos y tan horriblemente odiosos, escritos con las vísceras, con sangre en
los ojos y en las manos, demasiado dolor y demasiada necesidad, toda una
patología, pero era nuestra patología, la completud, lo supremo, lo increíble,
lo realmente mortífero, vivir y morir cada día, un juego macabro. Luego recordé
el terrible daño que nos hicimos, las veces en que estuvo a punto de matarme,
lo que le hizo a su familia, ese tiempo fue una definitiva enfermedad, un extremo
que nos convirtió en adictos, peor que a cualquier droga existente sobre la
tierra, adictos a la muerte. Ahora estoy rehabilitada y no importa qué tan
difícil sea todo ahora, siempre será mejor que antes, mejor que con él.
El problema soy
yo, no es Julián, yo le llevo muchos años de vivir un montón de porquería, y
aunque algo me sigue diciendo que a él también le ha tocado duro en su mundo
social y familiar, no creo que alguien pueda resistir en su alma y en su
corazón lo que me ha tocado a mí, no sin pasar por el hospital mental, no sin
quedarse allí, no sin suicidarse. Tal vez este bajón de nota me sirva para
tomar las cosas con calma, como él las está tomando, lento pero seguro, sin las
ansiedades con las que daño todo en mi vida, con la seguridad de que está
conmigo y de que creer en él será un proceso, como todo en la vida, como la
gente normal. “Igual si ahora lo tengo a él lo disfrutaré, cuando él se vaya
siempre, siempre tendré a Juanfer en mi cabeza, nunca estaré sola, no tengo que
sufrir por nadie más, tengo el recuerdo del amor puro, del verdadero, del que viene del cielo y te
lleva al infierno, la maldición en esta tierra”. Obvio esto lo escribo para no derrumbarme,
para estar preparada para lo peor: para que me dejen, pero la verdad quisiera
volver a enamorarme, salir del infierno y encontrar un ángel que me lleve al
cielo, darme cuenta en unos años de que Fernando NO era el amor de mi vida.
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