Todo
se torna gris.. una vez más... y creo que pasará una vez más... una vez más...
Mientras
siento las lágrimas rodar por mi rostro, revindico mi eterna agonía, y mi
maldita y constante responsabilidad en mi dolor... en mis dolores.
Pienso
mucho en mi pasado, lloro mucho mi presente y también mi pasado, mi futuro ni siquiera me pasa por la cabeza. Me siento traumatizada y definitivamente alienada al
sufrimiento.
En
las noches recuerdo imágenes, palabras, sensaciones... momentos, algunos tan
hermosos... otros tan dolorosos, extraño los bonitos... maldigo los malditos.
Algún
día creí ciegamente en la existencia de la felicidad como estado permanente...
me ilusioné demasiado, eso me destruyó, eso me sigue destruyendo, yo me he
estado destruyendo, yo me sigo destruyendo; lo reconozco y en este instante...
no sé si me importa o… quizá me importa más de lo que debería... no se sufre
frente a la indiferencia.
Un día encontré la felicidad, y como pasa con todo
lo que toco, la volví nada, y de paso me volví nada a mí. Ahora la extraño, ya
no la encuentro, tal vez tampoco la busco con mucho empeño, pero sea como sea,
sigo llorando... y de verdad no quiero hacerlo más.
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