Cada segundo me
muero del miedo al pensar que todo tiene su final y que tarde o temprano las
cosas van a terminar, además tanto sufrir sólo deja marcas y traumas que
quisieras no volver a repetir jamás, se termina cultivando una tendencia a la
soledad y al desprecio por el amor, terminas abusando de los demás y
permitiendo que abusen de ti, sabes que a la gente no le importa y a ti
tampoco, terminas viviendo de los placeres y alejando el amor radicalmente de
tu vida consiente e inconscientemente, te acostumbras a sentirte feliz con eso
y hasta te acostumbras a llorar cuando momentáneamente desprecias esa realidad.
Ríes y lloras con cierta tranquilidad, la tranquilidad que te quita conocer a
alguien y creer en él y creer de nuevo en el amor, un amor que te da las más
divertidas risas y sonrisas, pero también los más profundos e indescriptibles
dolores, dolores que parecen que te sacaran las vísceras y te paralizaran las
piernas, dolores con lo que tu cabeza parece que fuera a explotar y con los que
tu mente y tu alma parecen extinguirse en segundos, segundos en los que
realmente conoces el infierno en toda su profundidad. Cuando piensas en esos dolores que da el
amor, quisieras no volver a amar jamás. Eso me perturba, porque mi intenso amor
solo me ha traído intensos dolores, ya no estoy segura de nada, ni confío en
nadie, ni siquiera en mí misma.
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