viernes, 1 de febrero de 2013

Rata muerta

Tengo un montón de recuerdos en mi cabeza, paradójicamente casi todos son buenos aunque los malos momentos fueron la mayoría. Me hace muy felíz recordar que alguna vez fui muy felíz, muy muy felíz. Esas sonrisas tan sinceras y tan dulces que brotaban de su rostro al mirarme… eso me hizo sentir demasiado querida, amada por esa persona que yo también amaba. Pero ¿cuándo se acaba el amor? ¿Cuándo se acabó eso tan maravilloso que tenía en mi cabeza y en mi corazón y que sentía en mi piel y en mi estómago? Creo que eso nunca se acaba, se queda, solo que lo mudas de lugar, lo pones sobre otro ser, un ser que ahora ves más frecuentemente y que te hace sentir bien, pero el pasado siempre se queda contigo, siempre. A veces pienso que cada vez que siento miedo por el pasado de mis seres queridos lo único que realmente temo es seguir atada al mío propio. Nunca amé a alguien como amé a Fernando, él fue todo para mí, toda la crueldad y todo la bondad del universo, todo, no había nada en el mundo por fuera de él, por fuera del mundo que creamos para los dos, él me dio todo y me lo quito todo, principalmente mi cordura y la fe en el amor. Después de él no sé si existo o estoy en el infierno, si sigo dormida o regresé a la realidad, lo que tengo ahora no estoy segura si lo tengo o si ya lo perdí, debe ser porque siento que ya hace mucho tiempo, en algún momento, me perdí, y ahora ni siquiera sé dónde estoy, ni para dónde voy… “rata muerta”, como decíamos con Fer, jajaja. Definitivamente fui muy muy muy felíz.

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