El tiempo se
detuvo, la vi tan sola, tan fría, tan perfecta, tan llena de esa luz opaca que
resplandece pero no ilumina, tan silente en medio de la nada, tan oportuna…
¿Oportuna? ¿Era
acaso este el momento adecuado para encontrarla? ¿Sería acaso este instante
digno de observarla? No lo sé, pero ahí estaba, una luna tan callada y tan
solitaria como yo, una imagen que hablaba por si sola.
Y aquel panorama
extraño simplemente era hermoso. Podía mirar cómo se colocaba la belleza
natural ente altos y lujosos edificios, entre las lámparas blancas y amarillas,
entre las calles y los carros, entre mi piel y mi alma.
¡¿Qué luna se
levantaba junto a aquella sombra que sostenía mi mano y que aún era una duda?!
Una nueva duda en mi vida, recién saltada de entre los escombros refugio de mi pasado,
recién salida de un cuento real con la esperanza de volverse de hadas, un
laberinto aún desconocido y apenas un poco andado… y solo ella me estaba
escuchando.
Mientras
aceleraba mis pasos recorriendo los caminos ya conocidos, me preguntaba de
nuevo si llegaría al lugar deseado; quizá era el mismo trayecto pero tal vez
ahora no tendría el mismo final. La luna me lo decía, me lo decía secretamente.
Pero ya la he oído tanto, ya la he visto tanto, una y otra vez, tan nítida, tan
grande, tan cercana, ahora me cuesta creerle… me cuesta demasiado.
Tan bella, ¡que
linda falsa!, o tal vez solo tan ingenua. Toda llenita de amores, de cariños que
no alcanza, de pálidas obsesiones, de lágrimas derramadas que no mojan los
desiertos cementerios de las almas. Con la esperanza de hallarse junto al sol
enamorada, con tristes recuerdos tristes que contando se entretiene mientras
desahoga el llanto y divierte a los presentes que se hastiaron de sus besos, y
complace a los vivientes que desean su apariencia pero rechazan su esencia. ¿Solo
cuerpo? Yo quería el alma, su alma, su poder, su calma, quería sus ser, ¡admiro
su ser!, aún no me rindo… vivo por ella y por sentirla, por amarla, por
tenerla, vivo por vivirla.
¡Pobre lunita
tan burlada y tan solita! Tan deseada por las nubes que al tiempo la cubren. ¿Cómo
mirarla? No hay que verla, para mirarla solo hace falta respirar el aire
impregnado del aroma dulce y voraz que desprende del alma. Ella sigue ahí,
siempre ha estado ahí y lo seguirá estando; no es la materia la que nos guía,
es la presencia, su eterna estancia, saberla triste, saberla viva, aún respira,
¿aún siente? Duda bendita y maldita, duda pasada y presente, ¿duda futura?,
duda al fin y al cabo.
Y sigo rápido
aquel camino ya conocido, sin saber su fin; con esa sombra que me sigue y
quiero para mí. Voy por amiga, solo es humana, como mi vida como mi sombra. Los
tres humanos bajo la luna, bajo la bella, bajo la duda; bajo el portal, portal
de vicios, portal de miedos, portal de historias, portal de amor. Y paso a paso
construyo el mundo que me persigue quiera o no, pero lo quiero. Qué privilegio
vivir por siempre bajo el encanto de un gran dolor, dolor de cuentos que de
reales han anhelado pasar a ser de colección. Cuentos de hadas, de sueños líquidos
y vientos cálidos donde el otoño ya no es anuncio de tempestad, solo es un
tiempo de aire puro donde no cae la lluvia ni quema el sol. Voy caminando y paso
a paso construyo el mundo que se perdió. Tengo confianza, voy con mi amiga y
aquella sombra ahora es mi amor.
Chao mi luna,
fuente infinita de inspiración. Nos vemos luego. Triste o alegre saldré contigo
mientras a diario se vaya el sol, tú no me dejas mientas o no. Seré feliz
mientras no te vea y en tu presencia aún mucho más, si todo cambia tendré tu
fuerza, tendré tu aliento de soledad. Y nuevamente aquellos caminos ya
recorridos vendrán a mí, con otra duda, otra esperanza, un cuento más. No tengo
miedo, pase o no pase sé que mi vida continuara, es suficiente, correré el riesgo
una y mil veces, la recompensa valdrá el dolor, quizás la tome, quizás la deje
¿mi decisión?