domingo, 29 de septiembre de 2013

Caída del Fenix

Un gran sinsentido, un montón de nudos, un resto de inmundos recuerdos y un gran dolor por el futuro. Se me está perdiendo lo poco que me quedaba de amor propio, se me están diluyendo los instantes presentes y futuros entre la desilusión de las apuestas.

Indago por el pasado, por el presente y por el utópico y vacío futuro. No hay respuestas, aún menos preguntas o cuestionamientos concretos e ilusorios. Planeo nubes inexistentes y llamas inaflorables, me deshago, me desamparo, me desacierto, me desidolatro.

Ruego al cielo en el que nunca he creído, imploro al infierno del que jamás he salido. Me reto y me esfuerzo, la caída se hace lenta e imprescindible, un tanto tonta y otro poco justificada. El infierno se manifiesta como siempre lo suficientemente sexy para huirle.

Llorar, cantar, escribir o persistir se complican con las intenciones de existir y con las construcciones del morir. Entrar o salir se confunden en las puertas de los caminos recorridos y los espacios no siempre asumidos.

Me invade el espacio, el tiempo y la sensación de placer y dolor que generalmente se me confunden, me hipnotiza la belleza del infierno y la perfección del cielo, me atrae la tierra, la imperfección de la complejidad y las faltas tan frecuentemente recurrentes.

Me hallo entre la pérdida, me pierdo entre lo que considero hallazgos. Me diluyo en vientos, en aguas, en elementos normalmente inimaginables, me reconstruyo en los laberintos construidos por el destino y me concreto en los inhumanos deseos de la soledad y el caos.

Silencios, ruidos, contrariedades, desigualdades y un poco trascendentalidades… nacer, vivir, morir… un sinnúmero de adversidades. 

martes, 10 de septiembre de 2013

Sólo Septiembre

Tengo ganas de no sentir nada, de hecho creo que ya no siento nada, no puedo sentir dolor, ni amor, ni calor ni frío, ya ni siquiera siento el cansancio, ni el sueño, ni el hambre ni los resfriados. Se me está fusionando la vida con la insensibilidad del más allá.

Tuve un miedo que se convirtió en seguridad, y una seguridad que se convirtió en vacío, una necesidad aún no comprendida y una infinidad de veces descrita. Si antes estuve sola por dentro, ahora lo estoy en todas mis capas.

El anhelo se me deshizo en el pensamiento y me ahogó los sentimientos, el estallido me transformó en estrella y los siglos extinguieron mi existencia. Se me desgarró la piel, se hicieron trizas las mariposas, Pandora me trajo los males y se llevó la esperanza.

Mirar al fondo o al trasfondo es solo cerrar los ojos, consentir escalofríos es solo inventar castillos, hablar me cuesta aún más que meditar, caminar es flotar en laberintos, reír es prácticamente mi exilio, mi condena, un suicidio.

Recordar… un sacrificio, ni paz, ni alivio… un precipicio.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Adicta al dolor

Y el cansancio… me duele mucho el cuello, los hombros y la espalda, me siento aún un poco aturdida mentalmente, absorta y confundida. Tengo muchos pensamientos en la cabeza, cascadas de imágenes y de recuerdos, tropezones, saltos al vacío y vuelos programados, me duele la vida pero el cielo me sonríe, ahora tengo una ilusión con visos de elefantes rosados y de escaleras flotantes, tengo un sueño cumplido y una apuesta por el futuro, también tengo una duda, un sinsentido y una incredulidad, se me mezclan los cómos y los por qués, se me confunden los colores y siento escalofríos en la espalda, un poco de náuseas, no me queda nada claro pero sigo caminando entre las sombras, no he parado y no quiero hacerlo, prefiero caerme, prefiero perderme.

Muchos signos de interrogación, pausa y mente en blanco, movimiento o quietud, decisión insolente pero trascendente, me rodea el frío y lo dejo entrar, rechazo el sol y apago la luz, me enamoro de mi interior…

Y si… y si esto… y si lo otro, y si nada, entonces nada, no importa, y si importa, no siempre importará, “no siempre lloverá”.

Este lugar es muy frío y solitario, parece hecho a mi medida, en días como este solo quiero estar aquí, pensar, escribir, darme tiempo para existir, ignorar lo que no quiero percibir. Mi burbuja a veces me asfixia pero yo la creé, la llené de amor y odio y no lo quiero desaparecer, adicta total a su oxígeno, a su contaminación, adicta a mi mundo en lo mejor y en lo peor.

¿Y si se trata sólo de una maldición?

Que corra la sangre y llegue al mar por las alcantarillas, que mute a las ratas para que puedan matarse entre ellas, o comerse unas a otras, o simplemente envenenarse para seguirme mordiendo, transmitiendo ese veneno y alimentando a mi monstruo.

He moldeado el paraíso, transformado los hechizos, he seducido al silencio y muerto en el precipicio. Que me cree o me recree el universo es mi destino ficticio, esparcirme o aplaudirme turbulencias y desquicio. Mientras el cielo sonría o llueva sin beneficios, mientras la arena me cegue o este frío me congele, me romperé con las alas, me aplastaré con las ranas, me fundiré con las ramas y pintaré en el trasfondo el azul que me de la gana.

Ansias por la perfección

Es complicado ver el aire desvanecerse entre las ansias de la perfección, es confrontarte, hallarse en los laberintos del destino y suplicar por la concreción.
Te siento visceral en las apuestas por lo eterno, te siento ulceral en la conquista por lo nuevo.
Nacer, morir, intentar renacer y perderse en el limbo o en la delgada línea de la apuesta y la pérdida, en el instante efímero de la duración perpetua.
Maquillable el alma y la actuación, complicante el deseo por la realización. Caminos perdidos en la experiencia de la traición.
Dudas por la sensualidad, certezas en la transición, conversaciones con el yo y el yo del otro yo. Planteamientos confusos frente a la realidad del amor.
Caídas, vuelos, apuestas continuas por la abstracción, por el perdón, por la resurrección. Premoniciones de ambición, resultados inventados desde la intuición.
Llegar, volver, retroceder e intentar ascender. Caminos casuales, causales en su construcción. Temores, fijaciones y exploraciones desde la concesión.
Ganar, utopía del surgimiento de la reconstrucción. Perder, conjetura aislante de la idea de integración.
Verdades, mentiras, descubrimientos desde la emoción, conocimientos desde la experimentación. Mariposas resucitantes de la degradación.
Silencio, pensamiento, dolor y cura para el desamor, imaginación de la post-depresión, creación de la historización.
Me quedo, me abstraigo, me pierdo y busco el encuentro.
Disolución y tranquilidad en medio de la ecuación. Cenizas, fénix trasferido en los hábitos nocivos.
Sensación, comprobación, salida, entrada, placeres sin límites de la improvisación.

jueves, 11 de julio de 2013

Un dulce beso

Un nuevo sueño, una pequeña ilusión, un suspiro lleno de dudas pero inundado de ternura, un simple abrazo, un dulce beso, ganas de quedarme otro instante en este anhelo.
Garantía de nada, sexy por lo etéreo, sublime por la controversia del cielo.
Añadir estilos, inventar suspiros, creer, negar, llorar y un poco volar.
Cansarme con el trasegar, iluminarme en lo trascendental.
Amar, odiar, tratar de inventar, apostar por no suplicar.
Anhelo bendiciones, disfruto sensaciones, persisto mientras desisto, busco un ángel danzando en el precipicio.
Asciende, desciende, embárrate de fuerzas indescriptiblemente adversas. Quédate, libérate, explótate y ahórcate…

martes, 11 de junio de 2013

Incomprensión perenne

Necesidad de compañía o disfrute de la soledad, confusión mental de fondos sobre formas, cuestionamientos profundos acerca del presente, evasivas incoherentes acerca del futuro. Satisfacciones, preguntas por las degradaciones, escudriñamientos en la construcción de momentos. Certezas un tanto blandas, permanentes desacuerdos, diálogos internos con tintes de discusiones.

Caminar o parar, intentar descifrar el instante actual. Patinar en el pasado, deshacerse en el presente, huir a la posteridad, intentar principalmente comprender la dualidad.  Deformación de conceptos, malversación de sentimientos, manipulación de talentos, obstrucción de entendimientos. Apego a lo conocido, desprecio por lo vivido, desesperación, choque entre los rechazos y los abrazos.

Búsqueda de la pérdida, pérdida de la búsqueda, desconsideración y aniquilación, exageración y tendencia a la adicción. Exceso, sin pecado pero con contagio, límites, lucha permanente por intentar dominarlos. Amor, demasiado amor, empalago y náuseas al intentar devorarlo. Odio como consecuencia, causa de las apariencias, odio como el resultado capaz de resucitarlo.

Tiempos, espacios, principios y fines fusionados y abstractos.

Incomprensión perenne, seducción unánime. Perseverancia en la añoranza, alegría y desconfianza. Cantos, gritos, susurros al viento con forma de mito. Caricias en pieles lejanas jugando a instaurar un rito.

Sonrisas agrias, matanzas cálidas, pócimas gélidas, venenos encendidos. Venganza, intento por el autodesperdicio. Precios, apuestas, desgaste en la economía del psiquismo. Tragedias, transversalismo autodidacta del trance del hedonismo. 

martes, 14 de mayo de 2013

Entro perdiendo

Entro perdiendo, ¿lo asumo ganando?
Vivo los latidos del corazón de las rosas blancas ensangrentadas.
Escucho los sonidos del silencio ardiente ahogados en mi amada soledad odiada.
Navego entre los bosques ignoradamente recorridos por las manos gastadas de caminar.
Ambigüedad de conceptos en los mundos construidos de manera deforme y vividos en lenguajes abstractos.
Quiero un universo para mí, busco un espejismo para sonreír cantando las lágrimas de mi locura.
Entro perdiendo, lo asumo perdiendo.
Condenada a mi propio y eterno exilio, en mi relatividad intuida tras una lágrima enrojecida, suspiro, y luego, otra vez, expiro.

Toc toc

Soñé con Juanan, parece que funcionó rogar por verlo. Él se fue al igual que todos, los que se han ido, y los que han estado pero con los que no cuento. Hoy estoy sola, la gente que llega se devuelve de mi puerta, nunca entra, ya estoy cansada de atender.

Estoy muy triste, todo lo que tengo son únicamente recuerdos y profundas y evidentes desesperanzas. Pero ¿por qué? ¿Hasta cuándo voy a pagar lo que le hice a Fer? Hubiese sido mejor que me matara, así las cosas se habían equilibrado.

Ahora mi destino es esta eterna soledad, la sin salida, el frío, el frío, el frío…

miércoles, 10 de abril de 2013

Sombra de mis sueños

No encuentro un nombre para él,
no hallo una forma de hacerlo tangible,
no logro describir las sensaciones,
es imposible definir su totalidad.

Su ser traspasa mis límites, 
su energía invade mis células,
su existencia bloquea mi pensamiento,
su poder domina mi realidad.

¿Cómo puedo sentirme enamorada de su perfección,
declararme hipnotizada por su amor,
atraída por su alma,
absoluta esclava de su confuso corazón?

¿Quién habita en mis sueños?
¿quién logra este profundo deseo interior?
¿quién me llena?
¿quién me atraviesa desde lo intangible hasta la razón?

Sombra de mis pesadillas más amadas
¿por qué no vienes a mí?
¿por qué no te quedas aquí?
¿qué te impide hacerme tuya hasta el fin?



Exceso de ser

Este extraño estado tan permanente, estas inexplicables ganas de hundirme cada vez más en mí misma, esta falta de mariposas, esta ausencia de sensaciones, esta resignación a entregar las armas de mis guerras.

Esta paz interior que a veces desespera, esta soledad tan particular, estas lágrimas sin motivo, este levitar constante que impide un desplazamiento lógico, esta pequeñez tan agrandada.

Estas noches y estos días tan parecidos, esta falta de emociones, esta tranquilidad silente, esta necesidad de nada, esta estabilidad tan apartada de la realidad.

Este vacío lleno de todo mi pasado, carente de todo mi futuro, esta nostalgia, esta esperanza, este odio que no encuentro, este amor que no identifico, este hastío, esta conformidad.

Estos pájaros ahogados, esta sombra, esta penumbra, esta luz que encandila, esta construcción intangible, este exceso de recuerdos, esta obsesión por banales perfecciones.

Esta ausencia de mí, este exceso de ser, este deseo por algo más que existir, esta sed de manantiales imaginarios, esta duda, esta seguridad, esta posibilidad de estallar, esta lucha por continuar en tiempo y atravesar en espacio la absoluta eternidad.

martes, 19 de marzo de 2013

Quisiera solo ser yo

Quisiera no cargar con culpas que no me corresponden, quisiera salvar al mundo y solucionar la vida de las personas que amo, quisiera no ser tan imperfecta o tal vez quisiera ser la misma y simplemente comprendida.

Quisiera quedarme sola, escuchar mis pensamientos, hablar conmigo por el resto de mis días, aislarme del tiempo y el espacio, hundirme en mis ilusiones sin olvidar mis dolores, callarme, cantarme, no rendirme de alejarme, ser la única persona en quien confío, darme cuenta y grabar por siempre en mi alma que no hay nada ni nadie por fuera de mí.

Quisiera fortalecerme lo suficiente para quererme sin condiciones, adueñarme tanto de mí misma que terminara por hacer mi voluntad, por reír con mis sarcasmos y llorar con mis historias inventadas.

Quisiera un sol y una luna que jugaran conmigo en el balancín, un viento que desenredara tanto mi cabello como mis tristezas, flores para el invierno, lluvia para el verano, nieve para el otoño, crujir de hojas en primavera, “adioses” que solo fueran “holas”, sentir el silencio rosando mi piel.

Quisiera extender mis recuerdos por muchas próximas vidas, conocer mis orígenes, comprender mi presente, asumir mi pasado, vivir hermosamente mi futuro, escuchar la respiración de los árboles, dormir con tigres y leones, nadar con los tiburones, felicitar entre otros a hormigas y abejas, entender el lenguaje de las plantas, correr solo para acompañar al viento, nunca más para huir.

Quisiera hablar con la muerte, preguntarle por la vida, ofrecerle un copa de vino y brindar por su trabajo, pedirle número, dirección, y uno que otro favor, saludos a un par de amigos, consejos para visitas oficiales, respuestas sobre ángeles y demonios, lucidez en mis días, conexión con mi mundo interior.

Quisiera solo ser yo… encontrar la completud en mi propio sabor, percibirme en mi olor… cerrar los ojos y traspasar el límite de mi prisión.


lunes, 11 de marzo de 2013

Entrada libre

¿Y si el mundo se desespera? ¿Y si sólo quieres caminar sin ataduras pero en el silencio suficiente para que se graben tus gritos? ¿Y si correr se ha convertido en un accionar tedioso, si ahora quieres sólo un sitio?

Has buscado y encontrado claramente tu objetivo: huir del mundo, salto al vacío. Tu inefectiva languidez ha erigido soles fríos y lluvias quemantes que refuerzan una lucha por lo mismo.

Las mismas calles, el mismo aire, las mismas risas, la tempestad, la monotonía… elecciones libremente impuestas por el apego a lo complicado y la angustia por lo sencillo.

Se han secado las flores y apagado los faroles. Pusiste de pie al mundo para aplaudir tu teatro, ahora ponte de rodillas se acabaron los desayunos con el diablo… no irse para soñar, ni morirse para huir… ¡Controlar la realidad! No hay destino, solo tiempo de elegir.

domingo, 17 de febrero de 2013

Tinta roja

Con mi muerte no se remediará tu muerte… con mi sangre jamás correrá tu sangre… con mi dolor nunca aprenderé a conocer tu dolor ni el motivo de tu partida… mi arrepentimiento será siempre en vano, evidentemente desperdicié mis últimos minutos a tu lado… creí que nos encontraríamos después… me equivoqué… no pudimos encontrarnos más en esta vida… Te dejé en el instante en el que más me necesitaste, dejé que te fueras… ignoré tu llamado por quedarme con la monotonía de la agonía… espero puedas perdonarme, deseo logres escucharme… sueño únicamente poder abrazarte… 

viernes, 1 de febrero de 2013

Noche en el bar

Qué buen contexto! Relajada, sola… obvio, como siempre, sola. Esta vez no protestaré, aprovecharé tener un espacio así para mí, fuera de mi habitación. Eso suena interesante… ¿Qué voy a decir en este espacio? Nada nuevo, lo de siempre, lo de nunca: que mi nada y yo estamos felíz y tristemente juntas, para bien o para mal, juntas. No me incomoda nada, no me extraña nada, he estado tantas veces así, he estado tantas veces aquí. No logro comprender mi estúpido y efímero miedo, el miedo manifiesto de formas y en momentos tan inoportunos, mi miedo inexistente, mi miedo tan rendidor, lastimosamente tan monótono. ¡Sí! ¡Que poco original! Siempre tan predecible, tan poco interesante, que miedo tan aburrido.

Otra vez veo a las parejas profesándose el hipócrita amor, la corta mentira, el dulce engaño de toda la vida… de toda la muerte, la tontería que sostiene un mundo poco entendible pero bastante aceptable, supremamente deseable, evidentemente acabable. ¿Cuántos siglos pasaran para poderlo disfrutar? ¿Cuántos milenios transcurrirán para poderlo repudiar? Asco, odio, envidia, deseo, inmunda gama de sensaciones, ni siquiera de sentimientos.

Escribir me ha calmado, debe ser porque me siento como en casa.

Esa frase me gustó. ¿Por qué temerle a la gente y al mundo cuando yo soy superior a todo eso, cuando soy la mejor?

Qué loco pasar de la insignificancia y la paranoia al desmedido narcisismo, qué loco pasar de la dolorosa y ansiosa soledad a la maravillosa y divertida megalomanía, del sentimiento de soledad al de total compañía. Te odias lo suficiente para temerte y rechazarte y te amas lo demasiado para aplaudirte y vanagloriarte de ti misma, de lo que eres o de lo que podrías ser, o de lo que no eres o de lo que no puedes ser, o de lo que vas o no a ser. En momentos así me siento orgullosa de mí. Quiero saber de mí, no sé hasta dónde, no sé hasta cuándo, en momentos como este quiero saber de mí, solo de mí, en momentos como este el mundo me vale cero, así debería ser siempre.

Rata muerta

Tengo un montón de recuerdos en mi cabeza, paradójicamente casi todos son buenos aunque los malos momentos fueron la mayoría. Me hace muy felíz recordar que alguna vez fui muy felíz, muy muy felíz. Esas sonrisas tan sinceras y tan dulces que brotaban de su rostro al mirarme… eso me hizo sentir demasiado querida, amada por esa persona que yo también amaba. Pero ¿cuándo se acaba el amor? ¿Cuándo se acabó eso tan maravilloso que tenía en mi cabeza y en mi corazón y que sentía en mi piel y en mi estómago? Creo que eso nunca se acaba, se queda, solo que lo mudas de lugar, lo pones sobre otro ser, un ser que ahora ves más frecuentemente y que te hace sentir bien, pero el pasado siempre se queda contigo, siempre. A veces pienso que cada vez que siento miedo por el pasado de mis seres queridos lo único que realmente temo es seguir atada al mío propio. Nunca amé a alguien como amé a Fernando, él fue todo para mí, toda la crueldad y todo la bondad del universo, todo, no había nada en el mundo por fuera de él, por fuera del mundo que creamos para los dos, él me dio todo y me lo quito todo, principalmente mi cordura y la fe en el amor. Después de él no sé si existo o estoy en el infierno, si sigo dormida o regresé a la realidad, lo que tengo ahora no estoy segura si lo tengo o si ya lo perdí, debe ser porque siento que ya hace mucho tiempo, en algún momento, me perdí, y ahora ni siquiera sé dónde estoy, ni para dónde voy… “rata muerta”, como decíamos con Fer, jajaja. Definitivamente fui muy muy muy felíz.

No funcionó

Esta vez lo intentamos, una fiesta hasta el amanecer y no funcionó, por el contrario, se evidenció que con él no puedo ser “sin límites”, eso no le gustó a él, pero tampoco me gustó a mí, simple…

Hoy él no llamó y yo no llamé, hace un rato pensé y hasta me dolió, pero ahora ni siquiera me importa, ¿por qué?

La última vez que lo ví, cuando iba hacia él no estaba segura de ir, ni de él, ni de mí, ni de nada, quise no haber ido, quise no estar allá.

Es definitivo, ya no siento mariposas… y nada más que hablar.

“La ficción es y será la única realidad”.

Las cosas cambian tanto

Hoy estoy bloqueada, hoy tengo una interrogación gigante en mi cabeza. No siento mariposas, creo que en eso se resume todo, y creo que sé a qué se debe, no está la adrenalina que yo amo, el todo por el todo, las cosas son extremadamente tranquilas, ¿dónde está la improvisación?, no es mi tipo, ¿dónde está la emoción? ¡Qué mal la monotonía! ¡Qué mal planeado! ¡Qué mal la frasecita: “no se puede”… yo siempre pude todo… “Sin límites”. Es demasiado racional,  piensa demasiado, qué mal, quizá con sus amigos sea más emocional y arriesgado. Si las cosas siguen así va a terminar por no gustarme, y sus besos van a perder su sabor. Yo quiero voltaje, él no me lo da. Descansaré… Un suspiro… Pensaré y luego dormiré… Las cosas cambian tanto… y en tan poco tiempo…

El problema soy yo

Ayer no me llamó, por un momento dudé de lo que estaba pasando, pero el problema no fue ni es lo que él siente por mí, el problema es lo que realmente yo puedo volver a sentir. Tengo miedo a creer, tengo miedo a enamorarme, quisiera estar cien por ciento segura pero eso nunca será así, nunca nada es cien por ciento, por eso yo me diluyo de nuevo en el pasado y en el momento de mi vida en el que tenía cien por ciento claro a quién amaba y quién me amaba. Hoy estuve toda la noche leyendo esos correos que nos escribíamos, tan crudos, tan transparentemente amorosos y tan horriblemente odiosos, escritos con las vísceras, con sangre en los ojos y en las manos, demasiado dolor y demasiada necesidad, toda una patología, pero era nuestra patología, la completud, lo supremo, lo increíble, lo realmente mortífero, vivir y morir cada día, un juego macabro. Luego recordé el terrible daño que nos hicimos, las veces en que estuvo a punto de matarme, lo que le hizo a su familia, ese tiempo fue una definitiva enfermedad, un extremo que nos convirtió en adictos, peor que a cualquier droga existente sobre la tierra, adictos a la muerte. Ahora estoy rehabilitada y no importa qué tan difícil sea todo ahora, siempre será mejor que antes, mejor que con él. 

El problema soy yo, no es Julián, yo le llevo muchos años de vivir un montón de porquería, y aunque algo me sigue diciendo que a él también le ha tocado duro en su mundo social y familiar, no creo que alguien pueda resistir en su alma y en su corazón lo que me ha tocado a mí, no sin pasar por el hospital mental, no sin quedarse allí, no sin suicidarse. Tal vez este bajón de nota me sirva para tomar las cosas con calma, como él las está tomando, lento pero seguro, sin las ansiedades con las que daño todo en mi vida, con la seguridad de que está conmigo y de que creer en él será un proceso, como todo en la vida, como la gente normal. “Igual si ahora lo tengo a él lo disfrutaré, cuando él se vaya siempre, siempre tendré a Juanfer en mi cabeza, nunca estaré sola, no tengo que sufrir por nadie más, tengo el recuerdo del amor puro,  del verdadero, del que viene del cielo y te lleva al infierno, la maldición en esta tierra”.  Obvio esto lo escribo para no derrumbarme, para estar preparada para lo peor: para que me dejen, pero la verdad quisiera volver a enamorarme, salir del infierno y encontrar un ángel que me lleve al cielo, darme cuenta en unos años de que Fernando NO era el amor de mi vida.

Perfección momentánea

Increíblemente todo marcha a la perfección, increíblemente estar con él me genera paz, precisamente porque me siento muy segura de lo que está pasando, porque siento que se siente bien conmigo y porque yo me siento bien con él. He pensado que no tengo que esperar nada, no tengo que esperar que todo se diluya, sólo tengo que vivir el hoy, la tranquilidad y la felicidad que me da tenerlo de la manera que transcurre en el momento, disfrutar de los minutos  que paso a su lado y los signos de interés que él muestra por mí. Por primera vez desde hace mucho tiempo siento que alguien está conmigo, que piensa en mí, que quiere verme, que disfruta mis besos y caricias, alguien que realmente me gusta, a quien también disfruto besar y acariciar, a quien disfruto escuchar, que me hace reír y que hasta siento que me sienta bien.

Un sueño por cumplir

Ya no quiero seguir escribiendo lo mismo: “conocí, conocí, conocí”, luego de los días eso sólo se convierte en “nunca llegué a conocerlo ni un poco”. ¿Cómo pensar que este “conocí” trascenderá? Algo me dice en el fondo de mi corazón que esta vez está ocurriendo en verdad, algo en sus ojos es demasiado transparente, algo me hace sentir que en verdad le estoy importando. Ya no quiero pensar que sólo amé una vez, quiero volver a sentir mariposas, quiero esforzarme por alguien, quiero esforzarme por él, quiero que se quede, que se quede conmigo, que se quede en mi vida, yo quiero quedarme con él, yo lo quiero para mí.

Volver a amar

Cada segundo me muero del miedo al pensar que todo tiene su final y que tarde o temprano las cosas van a terminar, además tanto sufrir sólo deja marcas y traumas que quisieras no volver a repetir jamás, se termina cultivando una tendencia a la soledad y al desprecio por el amor, terminas abusando de los demás y permitiendo que abusen de ti, sabes que a la gente no le importa y a ti tampoco, terminas viviendo de los placeres y alejando el amor radicalmente de tu vida consiente e inconscientemente, te acostumbras a sentirte feliz con eso y hasta te acostumbras a llorar cuando momentáneamente desprecias esa realidad. Ríes y lloras con cierta tranquilidad, la tranquilidad que te quita conocer a alguien y creer en él y creer de nuevo en el amor, un amor que te da las más divertidas risas y sonrisas, pero también los más profundos e indescriptibles dolores, dolores que parecen que te sacaran las vísceras y te paralizaran las piernas, dolores con lo que tu cabeza parece que fuera a explotar y con los que tu mente y tu alma parecen extinguirse en segundos, segundos en los que realmente conoces el infierno en toda su profundidad.  Cuando piensas en esos dolores que da el amor, quisieras no volver a amar jamás. Eso me perturba, porque mi intenso amor solo me ha traído intensos dolores, ya no estoy segura de nada, ni confío en nadie, ni siquiera en mí misma.

El tiempo no pasa

Pasa el tiempo, pero el tiempo no pasa… me quedé sola para quedarme contigo…me quedé sola para intentar quedarme conmigo. ¿De qué se trata el hecho de seguir adelante? ¿De olvidarte? ¿De reprimirte? Eso no me está funcionando, hace rato todo sólo me está estancando… Vienes a mi mente impredeciblemente. Tus canciones, tus momentos, tu amor crudo y maldito me persigue en las noches, en las tardes, y en mis despertares súbitos e inocentes. Si el castigo de mi vida es recordarte, ya no quiero pagar más este suplicio. ¿Qué tengo qué hacer para volver a ser feliz? ¿Qué tengo que hacer para dejar tu historia atrás? ¿Por qué no puedo librarme de ti si tú ya te libraste de mí? ¿Esta maldición me iba a llegar por sí sola o yo la construí? Las lágrimas que salen de mis ojos y ruedan por mi rostro se convierten en objetos insípidamente inútiles y paupérrimamente endebles… Me persigues sin piedad y me persigues sin saberlo. ¿Cómo será tu vida? ¿Te acordarás de mí? Déjame libre, déjame en paz, déjame ir.

Los sueños

Escuché en una película que “quien no valora la vida, no merece vivir”. Durante mucho tiempo maldije mi vida, demasiadas veces intenté suicidarme... creo que en el fondo siempre tuve miedo, por eso nunca lo hice bien. Con el camino que he recorrido me he ido acercando lentamente a la muerte... pienso que ahora también tengo miedo, miedo porque sé que he maltratado bastante mi cuerpo... también mi mente, o quizá mi mente ha maltratado mi cuerpo... igual me siento hecha una piltrafa.

Sé que voy a morir, no sé cuándo ni cómo, pero voy a morir, y creo que esta vez no será por mi voluntad presente o futura, imagino que en el momento en que más valore mi vida y esté lo más cercano posible a la felicidad, ocurrirá... mientras tanto vivo porque aún respiro, pero no sé ni cómo quiero ni cómo voy a lograr vivir.

De niña me creí el cuento del “príncipe azul”, el cuento de la “felicidad eterna”... los malditos autores deberían tener más cuidado con lo que le inventan a los niños, se han tomado el derecho de hacer parecer reales las historias de fantasía, y envuelven a la gente en sus miserables sueños inexistentes, y terminamos creyéndonos la invención de que se puede bajar una estrella y otro millón de basuras.

Quería ser cantante, eso fue lo que siempre soñé, de eso no he logrado casi nada, básicamente lastimarme la garganta fumando como loca desde hace ya diez años. Imaginé llegar muy lejos en lo académico, pero aunque soy buena podría haber sido mejor, quizá haber obtenido una beca, estar haciendo un posgrado en otro país, hasta que me pagaran por estudiar... yo tenía tanto futuro, era una promesa como cantante y como profesional universitaria, me faltó poner más empeño, llorar, beber y drogarme menos, quererme más... eso es lo que me sigue faltando, quererme más y tener menos miedo... tengo tanto miedo, por ahí dicen que “el miedo es el mayor obstáculo”, por eso me siento hundida en el fango... quisiera pedir ayuda pero sé que como dice la línea de una canción de un colega “nadie te enseña a ser fuerte”, eso me lo repito todos los días... espero que con el tiempo sirva de algo.

Lo real

Él es un niño enfermo igual que yo, medio loco, muy agresivo y evidentemente autodestructivo. Mantenernos vivos ha sido un reto casi conciente; desaparecernos, nos divaga entre lo reprimido.

Ahora ya no nos tenemos, tratamos de ignorar nuestras existencias y de seguir adelante el uno sin el otro. No sé cómo sea esto para él... no sé si me gustaría saberlo, tal vez sea preferible ignorarlo porque tal vez resultaría desagradable darme cuenta de que piensa poco en mí y de que cuando lo hace ya no me extraña.

Hoy aún siento que lo necesito, no sé si lo amo, no sé si lo amé, no sé si realmente algún día llegamos a amarnos o simplemente logramos odiarnos lo suficiente para mantenernos atados durante un tiempo tan intenso y tan profundo.

Lo extraño, pero divago entre el deseo de buscarlo y la duda de no encontrarlo... igual sé que no debemos estar juntos, siempre supe que esto iba a terminar muy mal... y lo peor es que aún no ha terminado del todo, temo mucho por lo que viene, no creo que sea muy agradable... estoy segura de que las cosas se van a poner más terribles de lo que puedo imaginar.

El verdadero odio

Y otro secreto... solo unas cuantas palabras...

Otra piedra en el camino, programada para destruir, hoy de nuevo solo me queda mi odio, mi profundo odio, un odio tan fortalecido que ya no puedo llorar, ni salir corriendo, ni romper los muros. Un odio que siento que me hace de piedra y silencio.

No hay indulgencias... muerte... siempre lo supe, pero me lo negaba aún con esperanza. Vivo mis segundos... solo eso, veo la sangre, mi sangre, otras sangres. Siento frío, el frío del infierno, “ojo por ojo, diente por diente”... MUERTE POR MUERTE.

El limbo

Hoy me siento en un limbo... Tengo un título universitario a escasos días. Pero ¿qué más tengo?... Un novio que amé con toda mi alma, con todo mi corazón, un hombre que quería conmigo el resto de mi vida, al final, un hombre que no sé si está. Sé que los dos cometimos errores de táctica y estrategia: los días que lo amaba, él no creía en mi amor, los días que me ama, ya no creo en su amor. Ahora me siento sola, me siento así porque siento que un día de tantos días me levantaré una vez más para escuchar que no me quiere ver, que no está seguro de si me ama, que es mejor que estemos separados.

No tengo nada en mi “familia”, nunca he tenido nada, nunca la he sentido como un punto de apoyo, ha sido una institución económica y ante todo represora. Salgo todas las mañanas del infiernito de mi hogar, buscando un pequeño cielo, siempre lo busqué a su lado... ¿Al lado de quién? Para él yo soy una persona sin argumentos, con un discurso que no “concatena” según sus propias palabras, una adolescente histriónica, un ser humano lleno de errores, con ideales sin fundamento, una idiota en resumen... Ah... También una puta.

Ahora me pregunto una y otra vez, mirando mi miserable vida, sin familia, sin amigos de verdad, y sin un amor que te ame por lo que eres, que te valore, que te haga sentir importante: ¿qué me queda? Me gustaría dormirme por siempre, o drogarme hasta morir, o simplemente morir, estoy al lado de alguien que te “ama” tal vez porque aún pretende que seas lo que no eres y lo que el quiere que seas.

Tengo que soportar amar de corazón para escuchar que esa persona no está segura, o que un día sí y al otro no.... Siento que no aguantaré mucho. Tengo ganas de morirme.

Esta mañana cuando otra vez reconfirmé que mi familia realmente no es lo que debería ser una familia, pensé en largarme y pensé en que debería ser con él, ¿pero él? Una veleta, ¿cómo estar seguro de una veleta? ¿Cómo entregarle la existencia completa a una maldita veleta?

Lloré, lloré mucho... Y hubiese podido llorar durante días... Semanas, lloré porque si me descargo sobre él, sé que será un piso de arenas movedizas. Tantas veces con sus palabras ha logrado desgarrarme el alma, dejarme en shock, sin pensamiento, en un letargo que duele, y que se siente como la verdadera muerte, un letargo que te quita el aire y te diluye como si fuera a exterminarte, un exterminio sin precedentes, como si la vida que tiene tu cuerpo se evaporara lentamente dejando un agujero en el pecho... Dolor... Soledad, miedo... Desconfianza.

Lo amo, pero no creo en un amor tan voluble.  Me asesino día a día... Con su ayuda.

Un fantasma... Un fantasma que me espanta por temporadas y luego desaparece... Lo amo tanto pero no soy una máquina, con el tiempo me ha ido destruyendo... De mí queda poco, un vacío... Un limbo... Incertidumbre, ganas de acabar con tanta porquería, ganas de disparar una maldita arma y morir entre las lágrimas y también entre sus brazos, los brazos de siempre... Los de nunca. Morir recordándolo en medio del dolor de la separación y morir abrazándolo como la despedida más que pedida, necesaria, la despedida suplicada.


Sin palabras

Hoy solo puedo decir que no tengo nada que decir... O tal vez tengo tanto que decir que prefiero no empezar a decir...

Llevo años en mi soledad concurrida, llena de gente que en realidad no es nadie, buscando donde no se me ha perdido, buscando amor... Mendigando amor.

Y encontré a Fernandito... Un niño desquiciado hasta el tuétano... Tan desquiciado como yo... Un maldito loco con un poco menos de ganas de morirse que yo.  Y en él entretengo lo que me queda de vida, lloro lo que me quedan de sueños y maldigo lo que me queda de tiempo.

Camino por un maldito camino de estiércol que aún no se a donde conduce... Mi vida pareciera demasiado concreta, pero en segundos pareciera desaparecer. No me he metido un tiro, pero cada día me mato lentamente con mi basura. No tengo asegurado nada, ni mi vidita de porquería, ni mi amor... Fernandito, tan loco como yo solo me deja más loca cada día, más confundida, no sé si es mejor derrocharme en él o abrirme para el desgraciado infierno de la soledad... Todo duele... Vivir duele, y aquí se quejan porque de pronto muere alguien, se olvidan de que eso de “descanso eterno“ es en serio, qué más quisiera alguien que descansar por siempre en paz.

Ya no tengo nada más que decir... Basura... Basura... Basura, que nada me importa, cada segundo es otro segundo, ¿y qué? Segundos... Segundos... Un segundo más... No me importa...

Vivir es una porquería, un millón de satisfacciones por un billón de dolores, no gracias, para el carajo se pueden ir llendo... Infelices! yo me las arreglo hasta que alguien me haga el favor, el favor de dejarme ir. Vida inmunda, vivir es un castigo… tal vez únicamente una circunstancia.

El reconocimiento

Todo se torna gris.. una vez más... y creo que pasará una vez más... una vez más...

Mientras siento las lágrimas rodar por mi rostro, revindico mi eterna agonía, y mi maldita y constante responsabilidad en mi dolor... en mis dolores.

Pienso mucho en mi pasado, lloro mucho mi presente y también mi pasado, mi futuro ni siquiera me pasa por la cabeza. Me siento traumatizada y definitivamente alienada al sufrimiento.

En las noches recuerdo imágenes, palabras, sensaciones... momentos, algunos tan hermosos... otros tan dolorosos, extraño los bonitos... maldigo los malditos.

Algún día creí ciegamente en la existencia de la felicidad como estado permanente... me ilusioné demasiado, eso me destruyó, eso me sigue destruyendo, yo me he estado destruyendo, yo me sigo destruyendo; lo reconozco y en este instante... no sé si me importa o… quizá me importa más de lo que debería... no se sufre frente a la indiferencia.

Un día encontré la felicidad, y como pasa con todo lo que toco, la volví nada, y de paso me volví nada a mí. Ahora la extraño, ya no la encuentro, tal vez tampoco la busco con mucho empeño, pero sea como sea, sigo llorando... y de verdad no quiero hacerlo más.

viernes, 25 de enero de 2013

Observación

El tiempo se detuvo, la vi tan sola, tan fría, tan perfecta, tan llena de esa luz opaca que resplandece pero no ilumina, tan silente en medio de la nada, tan oportuna…
¿Oportuna? ¿Era acaso este el momento adecuado para encontrarla? ¿Sería acaso este instante digno de observarla? No lo sé, pero ahí estaba, una luna tan callada y tan solitaria como yo, una imagen que hablaba por si sola.
Y aquel panorama extraño simplemente era hermoso. Podía mirar cómo se colocaba la belleza natural ente altos y lujosos edificios, entre las lámparas blancas y amarillas, entre las calles y los carros, entre mi piel y mi alma.
¡¿Qué luna se levantaba junto a aquella sombra que sostenía mi mano y que aún era una duda?! Una nueva duda en mi vida, recién saltada de entre los escombros refugio de mi pasado, recién salida de un cuento real con la esperanza de volverse de hadas, un laberinto aún desconocido y apenas un poco andado… y solo ella me estaba escuchando.
Mientras aceleraba mis pasos recorriendo los caminos ya conocidos, me preguntaba de nuevo si llegaría al lugar deseado; quizá era el mismo trayecto pero tal vez ahora no tendría el mismo final. La luna me lo decía, me lo decía secretamente. Pero ya la he oído tanto, ya la he visto tanto, una y otra vez, tan nítida, tan grande, tan cercana, ahora me cuesta creerle… me cuesta demasiado.
Tan bella, ¡que linda falsa!, o tal vez solo tan ingenua. Toda llenita de amores, de cariños que no alcanza, de pálidas obsesiones, de lágrimas derramadas que no mojan los desiertos cementerios de las almas. Con la esperanza de hallarse junto al sol enamorada, con tristes recuerdos tristes que contando se entretiene mientras desahoga el llanto y divierte a los presentes que se hastiaron de sus besos, y complace a los vivientes que desean su apariencia pero rechazan su esencia. ¿Solo cuerpo? Yo quería el alma, su alma, su poder, su calma, quería sus ser, ¡admiro su ser!, aún no me rindo… vivo por ella y por sentirla, por amarla, por tenerla, vivo por vivirla.
¡Pobre lunita tan burlada y tan solita! Tan deseada por las nubes que al tiempo la cubren. ¿Cómo mirarla? No hay que verla, para mirarla solo hace falta respirar el aire impregnado del aroma dulce y voraz que desprende del alma. Ella sigue ahí, siempre ha estado ahí y lo seguirá estando; no es la materia la que nos guía, es la presencia, su eterna estancia, saberla triste, saberla viva, aún respira, ¿aún siente? Duda bendita y maldita, duda pasada y presente, ¿duda futura?, duda al fin y al cabo.
Y sigo rápido aquel camino ya conocido, sin saber su fin; con esa sombra que me sigue y quiero para mí. Voy por amiga, solo es humana, como mi vida como mi sombra. Los tres humanos bajo la luna, bajo la bella, bajo la duda; bajo el portal, portal de vicios, portal de miedos, portal de historias, portal de amor. Y paso a paso construyo el mundo que me persigue quiera o no, pero lo quiero. Qué privilegio vivir por siempre bajo el encanto de un gran dolor, dolor de cuentos que de reales han anhelado pasar a ser de colección. Cuentos de hadas, de sueños líquidos y vientos cálidos donde el otoño ya no es anuncio de tempestad, solo es un tiempo de aire puro donde no cae la lluvia ni quema el sol. Voy caminando y paso a paso construyo el mundo que se perdió. Tengo confianza, voy con mi amiga y aquella sombra ahora es mi amor.
Chao mi luna, fuente infinita de inspiración. Nos vemos luego. Triste o alegre saldré contigo mientras a diario se vaya el sol, tú no me dejas mientas o no. Seré feliz mientras no te vea y en tu presencia aún mucho más, si todo cambia tendré tu fuerza, tendré tu aliento de soledad. Y nuevamente aquellos caminos ya recorridos vendrán a mí, con otra duda, otra esperanza, un cuento más. No tengo miedo, pase o no pase sé que mi vida continuara, es suficiente, correré el riesgo una y mil veces, la recompensa valdrá el dolor, quizás la tome, quizás la deje ¿mi decisión?

jueves, 17 de enero de 2013

Líneas soleadas


Una vez más llega el día, la sinrutina, una pequeña privación de la ironía, del sarcasmo  y del dolor de la noche y la monotonía.

De día me siento un poco perdida porque tanta luz me encandila, olvido mis fantasías, navego entre risas y conversaciones frías.

Puedo pensar que no he perdido nada, que el mundo es perfecto, que a mi alrededor flota esperanza. Entonces veo que es el día el que engaña, el que disfraza y brinda visiones equivocadas de las ganancias.

El día es grandioso para tomar energías pero es la noche la que nutre mis analogías, es la oscuridad la que me permite desenvolverme con propiedad entre el asfalto, las sombras y las líneas de mi soledad.

De día busco un motivo, de noche no hay necesidad de forzar la realidad.

Me tomaré un café, ahora ya sin empatías, sin sonrisas ni intentos de conquista, únicamente para tratar de ahogar los fantasmas que buscan refugio en las horas rotas que sea acompañan de alcohol.

Me sentaré a volar, a observar como las horas se pasan, como mis minutos y mis palabras se desgatan, como el sol se va desvaneciendo para darle paso a la nostalgia y a la lucha diaria que no se cansa de particularizar las venganzas y generalizar las desconfianzas.

Encenderé una vela para matizar la luz, escribiré unas líneas para plasmar mi inquietud, cantaré un blues, cerraré mis ojos esperando en la noche hallar la paz y el veneno, mi completud.